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¿Emprendedor o empresario?

Por: Luisa Alcalde
Juan Manuel González Serna, presidente del Grupo Siro, en Iniciador Valladolid.
Juan Manuel González Serna, presidente del Grupo Siro, en Iniciador Valladolid.

Ayer fue un día intenso, de reuniones y eventos. Últimamente todos lo son, pero en el de ayer hubo varias reflexiones que quiero compartir con ustedes.

Por la mañana asistí a la inauguración de la II Semana de Redes Sociales de Castilla y León, organizada por la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE). En su intervención, Manuel Soler, presidente de esta patronal, explicó que uno de los objetivos de estas jornadas es facilitar a las pymes las herramientas necesarias para que sean más competitivas, porque por ejemplo “estos nuevos medios aportan una oportunidad para llegar a otros mercados que de otra forma sería imposible”.

Martín José Fernández Antolín, rector de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), que colabora en el evento, lanzó varias ideas valiosas. Algunas de ellas compartidas por casi todos, intuyo. Recalcó que la “tecnología no debe ser el referente único, no es más que un instrumento, no es el fin último”, para explicar que en esta era de la posmodernidad con la irrupción de las redes sociales, se ha perdido la perspectiva del tiempo “y hemos creído que el ciudadano estaba por encima de la sociedad”. El rector aseguró que el carácter narrativo de la Universidad ha desaparecido –“no queremos aprender, sólo buscamos soluciones”-, e insistió en que en esta institución se ha perdido talante y talento crítico. Reveló que los estudiantes “sustituyen la ética del ser por la ética del tener y consecuentemente hemos perdido identidad”.

Sobre esta crisis de valores denunciada por el rector, también profundizó Juan Manuel González Serna, presidente del Grupo Siro, en su conferencia vespertina impartida en la sesión mensual de Iniciador Valladolid. Este empresario de éxito, optimista por naturaleza, aseguró que sabía que este ejercicio iba a ser el peor en sus 21 años de trayectoria como emprendedor y añadió que si se recuperaba la cultura del esfuerzo y todos remábamos en la misma dirección, podríamos ayudar a nuestro país a salir de esta encrucijada.

La palabra es el poder

Ante un auditorio abarrotado, en su mayoría por jóvenes relacionados en muchos casos con las nuevas tecnologías, González Serna abundó en la necesidad de inculcar el espíritu emprendedor desde los colegios porque en la universidad ya es tarde; y aseveró que en los próximos 20 años los empresarios serán los únicos que crearán empleo en España. Antes de seguir charlando con los asistentes de una forma ya más distendida en las cañas posteriores con las que suelen terminar estos encuentros, el presidente del Grupo Siro insistió en la necesidad de no permitir la distinción que últimamente se venía haciendo entre empresario y emprendedor, “porque son lo mismo”. Según González Serna, el empresario emprende todos los días y se juega su patrimonio en ello y el emprendedor se convertirá en empresario si su idea de negocio se desarrolla con éxito en el mercado. Si fracasa y esa persona tiene madera de empresario, volverá a insistir en su empeño con otra fórmula.

Como para una parte de la sociedad uno de los chivos expiatorios de esta crisis son los empresarios, en los últimos tiempos se ha acuñado el término emprendedor para diferenciarlo del de empresario. Su significado es el mismo, pero aquí interviene el poder de la palabra, o como dice Frank Luntz La palabra es poder. En su obra, aborda la comunicación desde la perspectiva de que “lo importante no es lo que dices, sino lo que la gente entiende”. De esta manera, pone como ejemplos numerosas palabras cuyo significado se degradó y se utilizó un sinónimo para desligarlas de ese matiz peyorativo: secretaria por auxiliar administrativo, portero por conserje, extranjeros ilegales por inmigrantes ilegales, reducción de impuestos por desgravación fiscal, globalización por economía de libre mercado, perforación petrolífera por explotación energética e impotencia por disfunción eréctil, entre otros.

Teniendo claro que empresario y emprendedor son la misma cosa, me da igual cómo lo llamemos y si ahora resulta más moderno la segunda acepción, pues no hay pega, con tal de que empiecen a aflorar como setas en esta primavera adelantada. Y es que tendrán que ser los individuos los que reflexionen sobre lo que realmente son y quieren ser por sí mismos, sin esperar a que el maná les llueva del cielo para consecuentemente aportar a la sociedad su actitud comprometida.

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