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Bodegas Társila recupera en Valladolid la tradición vitivinícola de hace más de 500 años

La empresa cultiva variedades poco comunes en el Duero, como la Petit Verdot
Ricardo Rodilla y Társila Fernández Gayo, promotores de Bodegas Társila.
Ricardo Rodilla y Társila Fernández Gayo, promotores de Bodegas Társila.

Ya en el año 1473, en la Edad Media, Pedro Villandrando, Conde de Ribadeo, pagaba a la iglesia con vino, trigo y cebada producidos en la finca Dehesa de Fuentes de Duero que llegó a ser pueblo autónomo con ayuntamiento propio, a tan solo 12 kilómetros de la ciudad de Valladolid y donde hoy y desde hace casi 2 décadas se asienta Bodegas Társila, un proyecto capitaneado por Ricardo Rodilla junto con su madre, Társila Fernández Gayo, que da nombre a esta iniciativa empresarial, quienes recuperaron la historia vitivinícola de esta finca de más de un millar de hectáreas con la ilusión de convertir la bodega familiar en un referente en la elaboración de vinos de calidad.

Bodegas Társila apuesta por variedades de uva poco comunes en la zona del Duero con el reto de elaborar “vinos singulares con un carácter especial”. No en vano, en las 30 hectáreas de viñedo que posee se cultiva, dentro de las variedades tintas, la petit verdot, con la que llevan 7 años experimentando, tanto en coupages como en monovarietales, tempranillo, merlot y cabernet sauvignon. Respecto a las blancas, trabajan con riesling, sauvignon blanc, gewürztraminer, verdejo y chardonnay.

Producción limitada

La producción es de 30.000 botellas, una cifra limitada que permite “tener un estricto control de calidad sobre nuestros procesos de viñedo, desde la poda de invierno hasta la decisión del momento de la recolección”, apunta Rodilla. En Bodegas Társila procuran “respetar al máximo la viña y aplicar sólo los tratamientos estrictamente necesarios, como la utilización de abono de origen orgánico y natural. Contamos con una larga tradición familiar por y para la tierra y el medio ambiente. Tres generaciones se han criado en esta finca rodeadas de todo lo que ofrece y creando un alto vínculo emocional con ella”, señala.

Como explica el director de la bodega vallisoletana, “queremos demostrar que un vino con Indicación Geográfica protegida Vino de la Tierra de Castilla y León tiene la calidad de un Ribera del Duero o incluso superarla”. Su catálogo de productos está formado por dos colecciones: Társila Amazona, un homenaje a Társila, compuesto por un rosado pálido, un tinto selección especial y un blanco; y Társila Fuentes de Duero, con un tinto crianza de doce meses y un joven roble de seis meses de barrica.

Bodega subterránea centenaria

En la finca Dehesa de Fuentes de Duero se localizan una iglesia románica del siglo XII consagrada a Santiago, un fuerte del mismo siglo habilitado en su día como torre de defensa de grano, un lagar tradicional donde se elaboraba el vino antiguamente, y una bodega subterránea centenaria que se utiliza para la crianza en las barricas de roble francés donde Bodegas Társila envejece sus vinos con una temperatura y humead constantes controladas de forma natural.

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