Ángel Losada, presidente de la Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom Castilla y León), participó este sábado en la clausura del Curso Extraordinario de Protocolo, Comunicación e Imagen Corporativa que se ha desarrollado en horario executive en la Facultad de psicología de la Universidad de Salamanca (USAL) con la participación de 47 alumnos.
Durante su intervención, Losada explicó que uno de los objetivos de la asociación que preside es la puesta en valor de la figura del director de comunicación como el profesional que, teniendo en cuenta los objetivos finales de una organización, define su política comunicativa, establece un plan o estrategia para lograr esos objetivos y asume la responsabilidad de la imagen corporativa. “Todo ello dirigido a los públicos internos y externos de la organización y muy a menudo utilizando el protocolo como un instrumento básico que debe dominar”, precisó.
En este sentido, afirmó que el protocolo debe ser entendido por el director de comunicación como “una herramienta que aporta notoriedad, reconocimiento de la marca y reputación a su organización”, a la vez que anunció su interés personal por profundizar y “ponerse al día” en temas relacionados con esta disciplina.
RSE: más que moda, estrategia
Un día antes, los socios de Dircom Castilla y León tuvieron la oportunidad de asistir a una conferencia sobre Responsabilidad Social Empresarial (RSE) a cargo de David Espinar, quien profundizó en este concepto y aseguró que la correcta incorporación de sus criterios tanto en grandes empresas como en pymes reviste una importancia creciente, y no debe entenderse como un gasto o una moda, sino como una inversión y estrategia de negocio. Como ejemplo, Espinar citó a la empresa Taxi Oviedo, cuyo propietario y único empleado acaba de recoger el premio a la mejor labor de RSE en la pyme.
Espinar explicó que la RSE está dirigida a la excelencia empresarial utilizando herramientas que permitan la optimización de las estrategias de comunicación y relaciones públicas, haciendo hincapié tanto en la calidad de los servicios de las compañías, como en la plena satisfacción de los clientes y trabajadores. “Las tareas de RSE buscan el equilibrio entre las dimensiones económica, ambiental y social que componen la empresa”, precisó.
A su juicio, en las épocas de crisis es cuando más necesitan las empresas optimizar la productividad de sus empleados, y para eso nada mejor que aplicar los criterios de RSE. Entre los beneficios detectados en las compañías que ya han puesto en marcha este tipo de actuaciones, Espinar destacó: incremento de las ventas por la atracción de consumidores con mayor ética social y medioambiental, mejora de la calidad de los productos, ahorro en costes y mayor rentabilidad, atracción y retención del talento laboral y nuevas oportunidades de negocio.
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