Lo mejor del Hotel Die Port Van Cleve es la ubicación justo detrás del Palacio Real a un paso de la plaza del Dam, el epicentro de Amsterdam, lo que permite una situación privilegiada para pasear por las coquetas calles y canales de la Venecia del Norte con sus cuidadas casas de los siglos XVI y XVII.
Un lujo para el visitante que puede recorrer el centro de esta ciudad ganada al mar a pie o bien en bici, si lo prefiere, puesto que es el reino de las 2 ruedas. Con un servicio bastante amateur para un hotel de 4 estrellas, el Die Port Van Cleve cuenta con habitaciones correctas con lo esencial, pero luminosas y con un espacio bien aprovechado.
Los baños son austeros y pequeños, con lo justo. El bufé del desayuno se aleja bastante de lo que se espera de un hotel de esta categoría. Lo mejor, la variedad de panes y el café.