Begoña Hernández, viceconsejera de Política Económica, Empresa y Empleo de la Junta, señaló que el Gobierno regional impulsa el Plan de Responsabilidad Social de Castilla y León 2014-20, que se engloba dentro del III Acuerdo Marco para la Competitividad e Innovación Industrial, con el que pretende contribuir a recuperar “nuestra economía y la competitividad del tejido productivo y dar servicios a través de acciones que generen valor entre los grupos de interés y aumenten la reputación de las compañías”, durante la clausura de la jornada Empresas con alma, casos de éxito de RSC en Castilla y León, organizada este jueves por la revista Castilla y León Económica.
Al hilo de esta afirmación, apuntó que el objetivo de esta iniciativa es promover e implantar de manera voluntaria los criterios y prácticas de RSC en el mayor número posible de compañías de la región.
Durante el evento, que cuenta con la colaboración de la Fundación Caja de Burgos, Novartis, Prosol y Aquona, la número 2 de la Consejería de Economía y Empleo destacó que este factor puede ser una palanca de creación de valor, al tiempo que indicó que de acuerdo con un estudio realizado por Boston Consulting Group de diciembre de 2013, “las prácticas de sostenibilidad habían contribuido positivamente a los resultados financieros”.
Visión estratégica
En su opinión, en Castilla y León “siempre hemos tenido empresarios con una visión estratégica de la RSC, a la que vinculan no sólo la reputación, sino sobre todo la disminución de riesgos y la generación de oportunidades de negocio”.
En la inauguración de la jornada, a la que asistieron más de 250 personas, Montse Tarrés, directora de Comunicación del Grupo Novartis España, manifestó que la RSC consiste en generar valor a través de un negocio responsable, y recalcó que forma parte integrante de “cómo desarrollamos, fabricamos, comercializamos y distribuimos nuestros productos”.
Según sus palabras, para Novartis los principios de responsabilidad social corporativa guían una conducta responsable “y proporcionan beneficios a la sociedad más allá del éxito económico. Nos comportamos como lo haría un ciudadano responsable”.
Conducta ética
En su intervención, indicó que la RSC de Novartis se fundamenta en 4 pilares, como son la salud, apartado en el que investigan sin ánimo de lucro enfermedades desatendidas como la malaria y la tuberculosis; conducta ética; los empleados y comunidades; y el medio ambiente. De cara al futuro, destacó que la empresa pretende ser pionera en nuevos modelos de iniciativas sociales, contribuir positivamente en las comunidades en las que se encuentra implantada y ofrecer mejores soluciones a través de la innovación científica, entre otras. No en vano, subrayó que la empresa dedica el 3% de sus ventas netas globales a programas de acceso a medicamentos.
Tarrés apuntó que la RSC tiene 3 niveles, como son cumplir la ley, que es esencial; el esperado, “lo que la sociedad premia en nosotros porque tenemos la sensibilidad de ir más allá de la normativa”; y el deseado, que es la parte de filantropía.
Por su parte, Rubén Requejo, responsable del Área de Alianzas de la Fundación Caja de Burgos, señaló que “la sostenibilidad corporativa forma parte de nuestro ADN como organización. Y utilizamos esta expresión porque hoy en día consideramos que la RSC debe evolucionar hacia un concepto que sirva de palanca para crear mayor valor en la empresa y la sociedad”.
También aludió a que la entidad a la que representa, que gestiona un presupuesto de 14 millones a través de 6 líneas de actuación, cerca de 30 centros y una plantilla de 180 personas, considera que las empresas que voluntariamente asumen este nuevo enfoque “mejoran su reputación, crean confianza y verdaderas conexiones con la sociedad y, por tanto, son las que en el futuro prosperan”.
Sostenibilidad corporativa
En su ponencia, dijo que uno de sus principales valores como Fundación es la RSC, “la sostenibilidad corporativa vinculada directamente con nuestro propio fin fundacional, es decir, una responsabilidad que está presente en nuestra estrategia global y de manera transversal a través de las distintas áreas”.
Asimismo, hizo referencia al impacto negativo de la desaparición de las cajas de ahorro en Castilla y León, “donde se ha pasado de casi 65 millones para Obra Social en 2010 a 23 millones el año pasado, de los que 14 millones pertenecen a nuestra entidad”.
Durante el acto, Germán Granda, director general de Forética, ofreció la conferencia La RSC como factor de competitividad para las empresas, en la que defendió que este aspecto se ha convertido en un elemento estratégico de las organizaciones. Asimismo, indicó que el Informe Forética 2015, publicado en febrero de este año, muestra que un 76% de los ciudadanos españoles considera el comportamiento responsable un imperativo moral.
Para Granda, entre las principales tendencias a seguir en RSC se encuentran la creación de marcos institucionales nacionales; la incorporación de esta materia en soft regulation; la demanda de los inversores a través de la compra pública responsable; o el auge de un consumidor más consciente que premia a las empresas más responsables; entre otras.
Mesas redondas
Durante el encuentro se celebraron 2 mesas redondas moderadas por Luisa Alcalde, socia fundadora de Castilla y León Económica, quien aseguró que la RSC “no debe ser sólo monopolio de las grandes empresas. Pero eso sí, debe ser sostenible económicamente para que se mantenga en el tiempo”. Además, resaltó que en la actualidad esta práctica “ya no es una opción, sino una obligación porque los consumidores y clientes penalizarán a aquellas empresas que no tengan una estrategia de RSC o que la tengan, pero que no mantenga una coherencia entre los mensajes y las acciones o los hechos”.
En las mesas redondas participaron José Bartolomé, presidente de Visión Responsable; Enrique Valero, director general de Abadía Retuerta; Francisco Hevia, director de Responsabilidad Corporativa y Comunicación de Corporación Pascual; Jesús García del Valle, director de Concesiones de Aquona para Castilla y León y Castilla-La Mancha; José Moro, presidente de Bodegas Emilio Moro; y Carlos González Blanco, gerente de CGB Informática.
Mientras que Bartolomé aseguró que la RSC es absolutamente necesaria “para vivir como organización, ya que debe aportar sostenibilidad, eficiencia y valor”; Valero explicó que esta materia “da un salto cualitativo importante a la empresa”. Asimismo, afirmó que los principios que tiene la compañía han sido claves para hacer frente a la crisis, “lo que ha hecho que el equipo se cohesione más”.
Por su parte, Hevia apuntó que desde la empresa “pensamos que si nuestros productos no fueran responsables no se comprarían”. Al respecto, detalló que cuando la RSC se tiene en “la genética de la compañía, las circunstancias como la crisis no te cambian. El que hacía cosmética social no hacía una inversión. El consumidor ha madurado tremendamente durante esta situación económica y ha fortalecido este ámbito”.
García del Valle defendió que la RSC es uno de los pilares fundamentales del funcionamiento de su empresa. “Llegar a toda la sociedad y que nos conozcan es muy relevante. Por ello, para nosotros ésta es una materia trasversal y que debe ser inherente en todas las empresas”, apuntó. Además, reconoció que su firma está totalmente convencida de que los trabajadores “tienen que estar implicados, lo que redundará en el beneficio del tejido empresarial”.
Por su parte, Moro expuso que nunca pusieron en marcha esta actuación como una estrategia que fuera a reportar mayores beneficios a la bodega. Al respecto señaló también que algunas acciones que la empresa ha puesto en marcha “nos han aportado sensaciones que hacen que te humanices y que lo transmitas a toda la compañía”.
Por último, González Blanco aludió a que la RSC es algo “adherido a nuestra empresa y desde siempre hemos cuidado mucho a las personas para que éstas sean felices en ella”.
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