En España se registraron más de 54.000 ciberataques contra empresas en 2013, principalmente pymes, que presentan un menor grado de concienciación ante este problema y menos recursos técnicos para enfrentarse a este tipo de amenazas, según se puso de manifiesto en la jornada organizada por la asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar de Madrid (Adefam), en la que participaron expertos de KPMG y de la Guardia Civil.
Según datos ofrecidos en la jornada, más del 75% de las empresas tiene filtraciones no intencionadas en sus sistemas de información y 1 de cada 5 utiliza un software desactualizado y con vulnerabilidades de seguridad.
Para Beatriz Blanco, gerente en el área de Servicios de Protección de la Información y Continuidad del Negocio de KPMG en España, es muy importante que las empresas se preparen a conciencia frente a este tipo de amenazas aplicando un protocolo de actuación que incluya la evaluación y análisis de los riesgos; la aplicación de los mecanismos de control de acceso y actualización de sistemas, y la detección temprana de este tipo de incidencias mediante una función sistemática y profesional de monitorización de los sistemas para detectar la presencia de intrusos.
Además, cree necesaria una concienciación mayor de los directivos y de los empleados para comprender que la seguridad informática no es sólo una cuestión que afecta a los responsables de sistemas IT, sino a todas las áreas de la compañía.
Análisis de riesgos
En la misma jornada, Ramón González Gallego,capitán asignado al Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, aseguró que la creciente proliferación de los delitos cibernéticos se debe a que “los malos también hacen análisis de riesgos, y han llegado a la conclusión de que el grado de exposición en Internet es menor que en la calle y obtienen un mayor beneficio”.
Los ciberataques acarrean para las empresas múltiples perjuicios que van desde la pérdida de reputación hasta la posibilidad de padecer importantes quebrantos económicos e, incluso, en casos extremos, ver comprometida la propia vialidad futura del negocio, sobre todo cuando se trata de la fuga de información sensible, que afecta al propio núcleo de la actividad.
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