De líneas rectas, blanco impoluto, acero y cristal, el ME Meliá de Ibiza proyecta lujo y y exclusividad sobre la playa de S’Argamasa a las afueras de la tranquila localidad de Santa Eulalia. Pensado para satisfacer los deseos de un público joven, su cuidada y animada zona de piscina tiene un DJ permanente que pincha música desde las 12,00 horas hasta el final de la tarde ininterrumpidamente, sin que el volumen incomode a los clientes que pueden degustar en la misma hamaca ostras, caviar, cangrejo real y anchoas de Santoña como especialidades de su carta marina, que se completa con otras sugerencias, como ensaladas, sandwiches, snacks y cócteles. Desde el área de la piscina, próxima a un Nikki Club, se accede a la playa de arena obscura.
Desayuno
El desayuno se sirve en una zona adyacente al jardín que también tiene terraza. La oferta es amplia y de calidad: variada fruta con algunas piezas tropicales, zumos naturales, embutido ibérico, abundante repostería, abanico de quesos, tortillas y huevos hechos al momento, numerosos tipos de panes y champagne Moët&Chandon. Terminado el desayuno, este espacio se habilita como 1 de los 2 restaurantes del hotel, junto con el de la azotea sólo para cenas.
Las habitaciones son amplias y luminosas, de estilo minimalista con el baño a la vista. Las más recomendadas son las que están orientadas hacia el mar. La cama es grande y cómoda. El mini bar está bien surtido. El hotel posee gimnasio, demasiado pequeño para el uso que tiene, y un buen área de tratamientos con variada carta de masajes que se aplican al aire libre con vistas al mar desde la azotea.
También facilita algunos tratamientos faciales con cosmética nipona. Para terminar de relajarse, se puede utiliza el jacuzzi disfrutando del ocaso. Además, ofrece servicios exclusivos como excursiones a Formentera en una lancha semirrígida o traslados en todoterrenos de lujo.