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‘American History X’ y el falso consenso

Por: Félix Alberto Sanz
Derek, protagonista de American History X, papel interpretado por Edward Norton.
Derek, protagonista de ‘American History X’, papel interpretado por Edward Norton.

El otro día estuve repasando por enésima vez una de mis películas favoritas, American History X, una extraordinaria historia, con un magnífico retrato psicológico de sus dos protagonistas -Derek, un cabecilla de ideología neonazi encarcelado por asesinato y que al salir de prisión está dispuesto a alejarse del mundo que antes frecuentaba; y su hermano pequeño, Danny, para quien Derek es el modelo a seguir-, con una gran lección de coaching por parte del director de instituto de ambos, Bob.

Y con algo que me hizo reflexionar para escribir este post, un claro ejemplo de una de las teorías de la psicología social que más me gustan, el efecto del falso consenso, que básicamente consiste en sobreestimar lo que pensamos y creemos por el hecho de reforzarlo de continuo rodeándonos de personas que piensan y creen lo mismo que nosotros.

Cuando nos metemos en un círculo social determinado –skin heads en el caso de la película, pero nos vale cualquiera- y no escuchamos opiniones diferentes o contrarias a las que allí se manifiestan-o si al ser emitidas alguien las hace callar o se ignoran-, acabamos por creer como verdad absoluta aquello que allí se manifiesta y nos vamos cegando poco a poco por completo.

Personas similares a nosotros

Normalmente tendemos a rodearnos de personas similares a nosotros en ideas, gustos, aficiones, valores… Es inevitable, pues normalmente conocemos a las personas que forman nuestro círculo vital en lugares donde la formación es similar -colegios, institutos, universidades, cursos, postgrados-, practicando nuestras aficiones -lugares de ocio, clubes deportivos, salidas nocturnas, viajes-, fomentando nuestras inquietudes -partidos políticos, clubes sociales, acciones humanitarias o solidarias-, dedicándose a algo parecido -trabajo- o porque nos los presentan personas de nuestro círculo, o sea, que tienen en común algo con alguien con quien tenemos algo en común.

Esto provoca que nos rodeemos de información, opiniones y creencias muy similares a las nuestras que lo único que hacen es reforzar nuestras informaciones previas, opiniones y creencias. Para algunas cosas, esto no tiene demasiada importancia. Para otras sí. En el contexto laboral es vital.

¿Cuántos directivos simplemente tienen la visión de su organización desde su rol directivo al no rodearse y departir con asiduidad con el resto de personas que forman la empresa? ¿Es su perspectiva, su visión de pájaro, la real? ¿La única? Exactamente igual pasa con las demás responsabilidades en otros niveles jerárquicos, acabaremos teniendo la misma perspectiva que la de nuestros iguales, porque sin darnos cuenta, poco a poco, nos rodearnos únicamente de ellos.

Conflictos interpersonales

Muchos conflictos interpersonales futuros van a venir causados por esto, por una falta de empatía generada por el falso consenso de creer que lo que yo creo es más probable y lo creen más personas y por lo tanto es más cercano a la verdad. Incluso no vamos a entender cómo otros pueden pensar de diferente manera.

Solución, sencilla: hagamos por hablar y sobre todo por escuchar a personas que no comulgan con nuestras ideas, que tienen ideas diferentes, que son de otro departamento o de otro nivel jerárquico, simplemente para aumentar nuestra visión de nuestra realidad y huir del efecto del falso consenso.

Y esto si hablamos sólo de nuestra organización, de manera interna, porque ¿cuántas personas no saben nada de qué hacen otras empresas?, ¿de cómo se trabaja en otras organizaciones, en otros sectores?, ¿de qué cambios se está produciendo? ¿Se puede mejorar sin levantar la cabeza de nuestro ombligo para mirar otras realidades? Yo creo que no.

Solución: ver American History X.

4 comentarios

  1. Que razón tienes Félix, hay muchos organizaciones y trabajadores que no conocen que hay mas allá del techo que lo cobija, se quedándose obsoletos, no mejoran y eso trae consecuencias negativas para los trabajadores y la organización.
    El ser consultor te da una visión distinta, conoces múltiples realidades organizativas, distantes perfiles profesionales y tienes esa capacidad para implantar lo mejor en cada caso. Gracias

    1. Siendo totalmente cierto lo que comentas Jesús (es la esencia de mi post), también es cierto que siendo consultores tenemos el handicap de no conocer tan fondo la cultura de la propia organización como las personas que allí trabajan y también eso es muy importante para poder implantar lo mejor, pues hemos de tener la humildad de aceptar que a veces lo mejor no encaja en según qué lugar. Gracias por tu comentario.

  2. Hola Félix, me ha gustado mucho la entrada. Te pediría una reflexión, (quizá para otro post), de la figura del poder en la sombra, el manipulador, Cameron, y la importancia de la formación inicial, encarnada en la figura paterna.

    Buscando el criterio propio, aporto algo que aprendí con mi primer coach: La credibilidad no se basa en la confianza (que frase tan peligrosa, esa de confía en mí), sino en las evidencias que recolectamos diariamente. Asegurémonos de tener el máximo de puntos de vista posibles.

    1. Gracias por tus palabras David, recojo tu guante y hablaremos de manipuladores tomando como referencia a Cameron.
      Sobre tu comentario siento estar en cierto desacuerdo contigo y tu primer coach. Yo sí creo que la credibilidad y la confianza sean caminos de doble sentido. Yo siempre explico en mis cursos que la confianza no es ni más ni menos que una expectativa, la expectativa de que una persona va a actuar de determinada manera. Desconfiamos de quienes nos tenemos la certeza de cómo van a comportarse. Es por ello que la credibilidad aumenta la confianza y la confianza hacia alguien hace que le percibamos como creíble. Y claro está, y ahí sí estoy totalmente de acuerdo contigo, la confianza y la credibilidad se basan EN HECHOS (en esas evidencias que comentas) no en palabras (por eso el peligro de la frase “confía en mí” cuando no está basada en antecedentes). Ahora bien, la frase también nos genera mucha calma y seguridad cuando procede de alguien que ya nos ha demostrado muchas veces antes que sí es creible, que sí es confiable.
      Seguiremos debatiendo sobre ello en la coca cola pendiente 😉
      Muchas gracias por comentar, un fuerte abrazo

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