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Barcelona a tus pies

Desde la planta 24 del Hotel W, el alma marítima de la ciudad condal se funde con la arquitectura ecléptica y vanguardista de su urbanismo destacado, como en un cuadro cambiante largamente observado
sibaritas 2septiembre
Vistas de Barcelona desde una de las habitaciones del Hotel W.

Y es que no es para menos, porque la espléndida panorámica que se cuela por el inmenso ventanal y que -gracias a la original distribución de la habitación del Hotel W- permite observarla desde la cama ubicada en el centro de la estancia o desde un sofá corrido en el límite inferior de la ventana a modo de chaise longue en un deleite hipnotizador. Para observar aún con más detalle, cada habitación cuenta con un catalejo. El baño está integrado en la habitación -que ronda los 40 metros cuadrados-, sólo diferenciado porque se modifica el material del suelo, que pasa de moqueta a pizarra y se delimita por mamparas de cristal la ducha y el inhodoro. La iluminación juega un papel importante, con luces que cambian de color a conveniencia.

Con 475 habitaciones, este hotel de categoría cinco estrellas fue diseñado por Ricardo Bofill y, al margen de la polémica que generó su ubicación al haber sido construido en terrenos portuarios mediante una concesión y saltarse así la Ley de Costas, se trata de una arquitectura innovadora con forma de vela de un barco que se posa sobre uno de los extremos de la playa de la Barceloneta. Con 29 plantas y completamente acristalado, refleja la luz del sol, lo que le confiere un aspecto cambiante que abarca desde el azul cobalto al verde turquesa. Su ubicación privilegiada le convierte en uno de los miradores destacados de la ciudad, al tiempo que facilita un acceso directo a la playa, muy animada y cosmopolita en época estival.

La decoración del hotel, diseñada por los autores del Grupo Tragaluz, es digna de mención sobre todo en las zonas comunes como el hall, donde el lujo es el espacio con confortables sofás y divertidos cojines redondos y coloridos, que se une con el restaurante para los desayunos -de escasa calidad y elevado precio- y permite ver la coqueta zona de la piscina con tumbonas impecablemente blancas sobre madera de teca y vistas a la playa. El hotel también cuenta con un área de spa y el pub Eclipse, donde sobresalen sus cocktails, con ardiente decoración e impresionantes vistas, ya que se sitúa en la planta 27.

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