En el último Foro Guadarrama celebrado por los pelos en Madrid (digo por los pelos porque una semana después el Gobierno decretó el estado de alarma en la vecina comunidad autónoma), que como ustedes saben es el principal encuentro entre empresas de Castilla y León con las de la capital de España, un empresario madrileño me comentó que nuestra región tiene una oportunidad de oro para atraer a profesionales debido a la psicosis que empieza a instalarse en las grandes urbes por los efectos perniciosos de la pandemia. Ante el avance de esta plaga, las personas huyen de las grandes conglomeraciones y buscan para vivir espacios abiertos y cerca de zonas verdes, porque nadie quiere volver a verse enclaustrado en un pisito de 60 metros cuadrados. “Por lo que cuesta aquí un pequeño apartamento, te puedes comprar en una ciudad mediana un chalet adosado con jardín y terraza. No hay color”, me comentó este hombre de negocios que empieza a sufrir el éxodo de sus empleados, facilitado por el teletrabajo.
Esa reflexión sirve también para la llamada España vaciada, en la que la progresiva despoblación está llenando de pueblos fantasmas unas zonas rurales que, si saben aprovechar su imagen, pueden recuperar su antiguo dinamismo y llenarse de vida.
El coronavirus ha provocado una grave crisis sanitaria y económica, pero como en todas las crisis, surgen oportunidades, y en el caso de Castilla y León, que es una potencia nacional en el fenómeno de la despoblación en España, debe sacar partido de los nuevos hábitos surgidos con la pandemia para atraer a profesionales y empresas, pues hoy en día las personas priorizan la calidad de vida por encima de otros aspectos.
La implantación del teletrabajo, las buenas comunicaciones y la cercanía a Madrid deberían de ser argumentos suficientes para captar a los empleados que viven angustiados en la región vecina y que pueden beneficiarse del valor añadido que ofrece nuestra tierra, como la buena calidad de vida, la menor carestía, los espacios naturales, el inferior precio de los bienes inmuebles y una excelente oferta educativa para los hijos, entre otros aspectos.
Comunicar las ventajas
Pero esas ventajas deben de ser comunicadas y transmitidas en otros territorios colindantes mediante una promoción con el fin de vender la marca Castilla y León como zona atractiva para el desarrollo profesional. Bueno, y también dentro de la propia comunidad autónoma para que la primera opción laboral de los jóvenes estudiantes deje de ser irse a Madrid. Como muy bien refleja el Documento de Atracción y Compromiso del Talento elaborado por la Fundación Execyl a través de las reflexiones de sus empresas asociadas, “debemos de ser capaces de poner en valor lo que supone trabajar y vivir en un lugar como Castilla y León: somos profesionales, tenemos grandes compañías y proyectos punteros, estamos bien comunicados y disfrutamos de una gran calidad de vida. ¿Sabemos transmitirlo?”. Pues evidentemente, no, ni las empresas, que siguen teniendo problemas para cubrir ciertos puestos de trabajo, ni la Administración autonómica.
Desde 2010, Castilla y León ha perdido 159.967 habitantes, es decir, tanto como casi toda la población de la provincia de Palencia. Ahora, y aunque parezca contradictorio, tenemos la oportunidad de revertir esa tendencia y repoblar nuestras ciudades y pueblos si somos capaces de explicar en otras zonas saturadas las bondades de vivir en esta tierra baldía. Tal vez habría que poner en las vías que nos conectan con Madrid una réplica de la placa alojada en el interior del pedestal de la Estatua de la Libertad en New York, cuya inscripción plasma los últimos versos del poema El nuevo coloso (1883) de la escritora estadounidense Emma Nazarus: “Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, vuestras hacinadas multitudes anhelantes de respirar en libertad…”.
Castilla y León Económica
Totalmente de acuerdo contigo Alberto. Tampoco entiendo como el momento presente no está favoreciendo la necesaria repoblación de Castilla y León.Saludos
Muy buena reflexión!!!
Nuestra tierra, tierra de oportunidades.