El edificio que acoge Díscolo, una pequeña bodega orgánica y sostenible dentro de la Denominación de Origen Toro, no deja indiferente. Tal vez porque entre los socios del proyecto se encuentran los 2 arquitectos responsables de su diseño: Lourdes Pedrero Álvarez y Francisco Somoza Rodríguez Escudero, quienes pergeñaron esta instalación valorando la magnifica ubicación y respetando el entorno.
“La idea que genera la construcción de la bodega tuvo su origen en el territorio. Un sistema de muros abstractos constituye la fachada principal. La fachada posterior se abre al paisaje que se contempla desde la parcela y que fue fuente de inspiración en el desarrollo de todo el proyecto, enmarcando diferentes miradas para su contemplación. Los diferentes volúmenes están unidos por un recorrido que conecta las distintas partes del conjunto que permiten descubrir las diferentes etapas de evolución del vino”, enfatiza Pedrero Álvarez.
Primeros pasos
El proyecto dio sus primeros pasos en 2008, cuando un grupo de amigos decide crear un gran vino, con personalidad propia. Y se ponen en marcha de inmediato, ya que ese mismo año compraron una parcela de viñedo de 4 hectáreas y empezaron a elaborar 3.500 botellas, que se comercializaron en el año 2010. Desde entonces han ido adquiriendo parcelas de viñedo y elaborando paulatinamente más vino cada año.
En el año 2013, adaptaron el antiguo Salón de Baile de El Pego en un edificio, con el propósito de elaborar allí sus vinos. Pronto se quedó pequeño y comenzaron a construir la primera fase de la bodega, que ha culminado en 2024 con la segunda fase.
En la actualidad, Díscolo cuenta con 12 parcelas, con una superficie de 24,5 hectáreas de viñedo de la variedad tinta de toro, de entre 40 y 105 años, acogido a la citada denominación. Desde 2018 produce vinos ecológicos, “aunque nuestra gestión en el campo es más exigente que la reglamentación establecida en la viticultura ecológica, ya que nuestro principal objetivo es mantener una relación equilibrada con el viñedo. Gracias a nuestra pasión por el campo, el proceso y el producto, nuestros viñedos producen vinos con carácter y personalidad, siempre buscando la máxima expresión del territorio”, detalla Pedrero Álvarez.
Marcas
En la actualidad, la bodega produce alrededor de 80.000 botellas, todas ellas con crianza en barrica y con certificación ecológica, con las marcas Cinco de copas, Díscolo y Díscolo El Magnífico y exporta a 15 países de Europa, América y Asia.
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