Del reciente IV Foro de Formación Profesional Castilla y León, al que asistieron más de 450 personas del ámbito educativo y empresarial, me quedo con 2 conclusiones principales: la primera, la necesidad de que las empresas, sobre todo las pymes, estrechen sus relaciones con estos centros; y la segunda, el reto de dignificar estos estudios ante una sociedad afectada por la titulitis universitaria.
Me explico, al margen de la errática política arancelaria de EE UU, en la actualidad el mayor problema que afecta al tejido empresarial es la dificultad para atraer y retener talento y para encontrar los perfiles adecuados, lo que provoca la ralentización de proyectos e inversiones e impide el crecimiento de las empresas, que ante la falta de recursos humanos no pueden atender la demanda del mercado. Pues bien, en nuestra comunidad autónoma tenemos en la actualidad 48.600 alumnos matriculados en estas enseñanzas con una oferta formativa de 153 titulaciones y 206 centros con 1.168 ciclos de FP. Ignorar estos datos es renunciar a un enorme caladero de potenciales profesionales.
Lamentablemente, se da la paradoja de que en Castilla y León las empresas tienen alrededor de 40.000 puestos de trabajo vacantes y a la vez 1 de cada 4 estudiantes de FP se va a trabajar fuera de nuestra comunidad autónoma, entre otras causas, porque desconocen las compañías asentadas en nuestra tierra.
Y, por otra parte, aún se mantiene en la psiqué de la sociedad española que la única vía para garantizar el mejor porvenir de los jóvenes se encuentra en la universidad, cuando lo cierto es que España es el segundo país de la UE con mayor porcentaje de graduados universitarios en situación de desempleo; mientras que, por contra, en Castilla y León la inserción laboral de los alumnos de FP supera el 87% de media y en algunas disciplinas roza el 100%.
Farragosa burocracia
Una farragosa burocracia; una nueva Ley de FP implementada en el curso 2024-25, cuyas novedades han generado numerosos problemas a las administraciones autonómicas y a los equipos docentes encargados de aplicarla; las complicaciones para desarrollar la FP Dual ante las dificultades administrativas y organizativas que provocan que acoger a alumnos en prácticas sea un proceso complejo; o el difícil encaje entre la normativa laboral de algunos sectores con la incorporación de jóvenes en prácticas desaniman a muchas pymes a aprovechar las oportunidades ofrecidas por la FP.
No obstante, desde la iniciativa privada se están desarrollando eficaces proyectos para enlazar ambos ámbitos, como CaixaBank Dualiza, cuya página web es toda una referencia para acceder a una ingente información y estudios sobre esta temática; o la Fundación Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL), que organiza numerosas actividades para que los jóvenes tengan más opciones formativas y laborales al conectarles con la demanda real de las empresas.
En el citado foro, Rocío Lucas, consejera de Educación, hizo 2 reflexiones a las que poco hay que añadir. En primer lugar, “las titulaciones de FP son herramientas esenciales para el desarrollo de competencias y habilidades técnicas que son vitales para el crecimiento económico y la competitividad de cualquier país”; y, por otra parte, estas disciplinas “se enfrentan a desafíos, entre ellos, la rápida obsolescencia de las habilidades debido al avance tecnológico, la necesidad de mantener la alineación entre los programas de formación y las exigencias del mercado laboral y la constante inversión en infraestructuras y recursos”.
Al margen de estrechar el vínculo entre la FP y las empresas, otro de los retos, para mí el desafío más ilusionante, es inculcar a estos estudiantes el espíritu emprendedor para que pongan en marcha sus propios negocios. En este ámbito, Castilla y León está ejecutando iniciativas como las Aulas de Emprendimiento para potenciar el autoempleo entre los estudiantes de FP; la creación de viveros de empresa en centros de formación profesional para habilitar espacios físicos donde los alumnos y egresados puedan desarrollar sus ideas de negocio; o el concurso Hackathon FP Up, organizado por CaixaBank Dualiza, Fundación EFCL y la Junta para distinguir los mejores proyectos que contribuyan a resolver problemas de índole social planteados por las empresas. En su última edición participaron cerca de 150 estudiantes en 26 equipos tutorizados. Quién sabe si entre ellos se encuentran los futuros grandes empresarios de nuestra tierra.