Hace pocos meses llegaba a nuestro mercado Infiniti, marca de coches de lujo de Nissan, equivalente a lo que es Lexus respecto a Toyota. Dentro de su gama, el protagonista de nuestra prueba es la berlina G37. En cuanto a tamaño, el posicionamiento de este modelo resulta un poco particular. Con sus 4,77 metros de longitud, se sitúa a medio camino entre coches como la Serie 3 y la 5 de BMW. La carrocería va pintada por una combinación de laca y resina muy elástica. Este recubrimiento (llamado scratch shiel) puede disimular los pequeños rasguños, manteniendo el brillo original de la pintura durante más tiempo. Bajo el capó, hay una generosa mecánica de gasolina, un seis cilindros en V de 3,7 litros y 320 cv de potencia trasmitidos a las ruedas posteriores. Y asociado en nuestro caso a un cambio automático de siete velocidades con la última relación pensada para ahorrar en autopistas y autovías. El motor va situado en posición delantera baja y retrasada para obtener un reducido centro de gravedad y una buena distribución de pesos -de 54/46- entre ambos ejes.
El interior del Infiniti G37 ofrece una alta calidad percibida. Es raro encontrarte con un plástico duro, pues todo está acolchado, incluso en la parte inferior de las puertas o en la guantera. En cuanto a espacio, partimos de la base que la batalla, de 2,85 metros, supera a la Clase C de Mercedes. En realidad es la misma de la Clase E. Los asientos de cuero son casi perfectos y el espacio general está bien si piensan viajar cuatro adultos, pues en el asiento posterior el enorme túnel de trasmisión limita a dos plazas. Eso sí, éstas disfrutan de unos asientos reclinables muy agradables para viajes largos. El maletero tiene un volumen de 485 litros.
El motor es de inyección indirecta y atmosférico, que empuja de forma impresionante, más que como un V6 atmosférico, lo hace al estilo de un V8 atmosférico o un biturbo como el del BMW 335i. Y es muy elástico, con fuerza desde pocas revoluciones. Las cifras de aceleración y de recuperación son espectaculares, por lo que a la hora de adelantar el margen de seguridad es muy alto. El ESP controla el tren posterior, evitando que se mueva en exceso sobre suelo mojado. Para los conductores más deportivos, el comportamiento es muy divertido. Por cierto, que hay tres niveles de equipamiento: normal, GT y S. Este último lleva una suspensión más deportiva y cuatro ruedas directrices (es decir, con dirección en el tren posterior); a partir de 40 km/h las ruedas traseras cambian de dirección en el mismo sentido que las delanteras. Los que buscan aprovechar al máximo todo el potencial de la mecánica, el S es la opción más recomendable. ¿Críticas? Un consumo en ciudad algo elevado, pero que a cambio en carretera resulta muy aceptable en relación a las prestaciones que ofrece.
El G37 es de esos coches que cuesta devolver tras la prueba. Si tuviéramos que elegir lo mejor, nos quedaríamos con el motor y la transmisión de siete velocidades. O tal vez el control de crucero inteligente (ICC). En realidad, ofrece muchos elementos positivos, pero lo que más nos ha gustado es que es una verdadera berlina deportiva sin la inherente falta de comodidad. Y además se sale del triángulo alemán, un valor para los que buscan diferenciarse.
Santiago de Garnica