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José Ignacio Nicolás-Correa, un abanderado de la transparencia en la comunicación en la empresa

El empresario cede el testigo tras medio siglo como primer ejecutivo del Grupo Correa, que cotiza en Bolsa
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José Ignacio Nicolás-Correa, presidente del Grupo Correa.

“Sigo siendo el primer vendedor de mi empresa y no me avergüenza decirlo. Allá dónde haya un cliente interesado en una de nuestras máquinas, estaré dispuesto a acudir”. Hace 2 años, en 2019, José Ignacio Nicolás-Correa (Madrid, 1949) dio un paso a un lado en la gestión diaria del Grupo Correa -que ha quedado en manos de Carmen Pinto, actual CEO-, el grupo industrial burgalés –una de las 2 empresas castellanas y leonesas que cotizan en Bolsa en la actualidad- en el que trabajó durante medio siglo (desde 1969 hasta 2019), si bien se mantiene como presidente y consejero dominical y participa de forma activa en la estrategia de la compañía, “además de intervenir, siempre que puedo, en el ámbito comercial”, sostiene este empresario que, entre sus muchas aficiones, “quizá demasiadas”, apunta, cuenta con 2 que él mismo considera antitéticas, como son el yoga y la caza.

Otra actividad a la que dedica parte de su tiempo y considera una verdadera pasión es la investigación sobre la Historia Contemporánea de España. De hecho, trabaja para obtener un Doctorado en esta materia, animado por Elena Vicente, vicerrectora de la Universidad de Burgos.

Baldomero Nicolás-Correa, fundador de la empresa en 1947 y padre de José Ignacio, fue “mi gran inspirador y referente. Solía decir que existen 2 tipos de empresas: las que pagan dividendo y las demás. La nuestra es de las primeras. No en vano, nuestro principal reto es la consolidación de la rentabilidad de la compañía para proporcionar dividendo a los accionistas y llevamos años con resultados positivos, por lo que hemos garantizado esa remuneración. Por otra parte, queremos que nuestros trabajadores se sientan orgullosos de pertenecer al Grupo Correa”, enfatiza el empresario. “Mi padre me hizo ver que lo importante no era ser una gran empresa, sino una empresa rentable. La rentabilidad es la garantía de la continuidad de la empresa. Y en esa tarea estamos centrados”, argumenta.

José Ignacio se acostumbró desde niño a que en la “mesa del comedor de nuestra casa, muchas conversaciones girasen en torno a la empresa y el negocio. Parecía predestinado a seguir con la empresa fundada por mi padre. Incluso antes de terminar la carrera de Derecho ya me había incorporado al negocio familiar”.

Mantener las formas

Una de las máximas de José Ignacio en el mundo de los negocios ha sido “mantener las formas. Si se pierden, se pierde el respeto que a uno le deben los demás”, apunta. Este pensamiento se lo inculcó el empresario vasco José María Aguirre Gonzalo, quien en 1927 constituyó la empresa constructora Agroman y 2 décadas más tarde estuvo vinculado al mundo de la banca, llegando a la presidencia de 3 entidades financieras de la época, como el Banco Guipuzcoano, el Banco Español de Crédito y Bandesco. Con Aguirre, José Ignacio y su padre se veían una vez al año y “nos daba consejos. Fue el gran referente de mi padre, y por extensión también lo fue mío”.

Otro de los leitmotivs en la gestión empresarial de José Ignacio ha sido la transparencia en la comunicación con empleados y stakeholders de la compañía. “Siempre hemos sido muy claros en nuestras magnitudes, incluido el dato del beneficio antes de impuestos, que se sitúa en nuestro caso en torno al 10% de nuestros ingresos (66,5 millones en 2020 y 6,5 millones de beneficios antes de impuestos). En la matriz no tiene mérito, pues al ser una empresa cotizada son datos públicos, pero también lo hacemos con empresas no cotizadas que dirijo. Es cuestión de acostumbrase”, subraya el empresario.

El mercado es el mundo

“No doy consejos, porque me parece presuntuoso, pero sí que tengo una idea clara que me trasladó mi padre cuando empezaba y que bien podría servir a los emprendedores actuales: el mercado es el mundo. Desde el primer momento nos abrió la mente en un momento además en el que el mercado se consideraba el ámbito local y la exportación era casi algo esporádico. Tener esta idea en la cabeza es fundamental”, sostiene.

Respecto a cómo dinamizar la economía castellana y leonesa, opina: “hay mucho por hacer, pero un tema esencial es mejorar las comunicaciones. En el mundo del 5G no es admisible que haya problemas de conexión a Internet, incluso de teléfono, en nuestra tierra. Y en la coyuntura actual será fundamental aprovechar las ayudas europeas y hacerlo de forma rápida y eficiente, tanto desde el punto de vista de las administraciones como de las empresas”.

Más información en el número de mayo de la revista Castilla y León Económica

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