Uno de los principales objetivos del sector de la movilidad es, sin duda, la necesidad de avanzar de manera firme y decidida hacia la descarbonización. Es importante tener en cuenta que descarbonizar significa reducir emisiones. No hablamos de reducir tecnologías ni tampoco de limitar la libertad individual del ciudadano demonizando el vehículo privado.
Para la Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos (Ganvam) una movilidad sostenible supone cumplir no solo con el principio medioambiental, sino también con el económico y social. Esto implica garantizar una movilidad asequible y accesible para todos y, por supuesto, asegurar el futuro de la industria. Un ejemplo claro de este enfoque es Castilla y León, una región clave para la automoción que da empleo a más de 30.000 personas y juega un papel fundamental en el desarrollo del sector.
Precio del vehículo nuevo
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el precio del vehículo nuevo se aleja cada vez más de las rentas medias y el grueso de la demanda se centra en modelos de más 10 años, una muestra de las dificultades económicas que tienen los castellanos y leoneses para cambiar de coche.
No es de extrañar entonces que, según los datos de manejamos, las matriculaciones en Castilla y León vayan a cerrar este año en negativo, mientras que los usados de más de 10 años, por su parte, vayan a representar el 68,5% de las operaciones. Esta tendencia da como resultado un parque automovilístico que no para de envejecer y que en Castilla y León supera los 16 años de media, situándose por encima de los 14,5 años de la media nacional.
Reenfocar estrategias de descarbonización
Esta realidad muestra la necesidad de reenfocar las estrategias en materia de descarbonización para convertir el rejuvenecimiento del parque en piedra angular de la transición energética. El impulso a la electrificación es fundamental e indiscutible, pero pasar de un parque de 16 años de antigüedad media a uno electrificado requiere de pasos intermedios o, de lo contrario, tal y como ya estamos viendo, lo que se consigue es frenar la renovación al convertir el coche en un lujo al alcance de una minoría.
En este contexto, la prórroga del Plan Moves III se considera una buena solución transitoria, pero el ritmo de electrificación sigue siendo insuficiente. Es necesario un plan centralizado de incentivos, con ayudas directas exentas de tributación, para retirar los vehículos más antiguos y contaminantes.
Planes de incentivo al achatarramiento
Dado que los vehículos de más de 10 años son responsables de alrededor del 80% de las emisiones, y quienes los conducen lo hacen por no poder cambiarlos, es esencial implementar planes de incentivo al achatarramiento. Además, Ganvam propone incluir el apoyo al vehículo de ocasión de hasta 5 años en los planes de impulso, lo que dinamizaría la demanda, aceleraría el rejuvenecimiento del parque y garantizaría el acceso a la movilidad eficiente para todos, especialmente para las rentas más bajas.
Apostar por la electrificación del parque, insisto, es necesario, pero si excluimos del modelo de movilidad a grandes capas de la población que, por motivos económicos, ahora mismo no tienen acceso a un vehículo electrificado, no avanzaremos en la consecución de objetivos. Y no nos lo podemos permitir.