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Land Rover Defender, del todoterreno rústico al ‘todotecnológico’

La dirección muestra una consistencia satisfactoria tanto en curvas como para maniobras
Santiago de Garnica, Land Rover Defender, prueba, motor, SUV, todoterreno.
Land Rover Defender 110 3.0 MHEV First Edition.

Cuando uno se aproxima al nuevo Defender, se siente pequeño. Y a su volante, son las calles las que se hacen pequeñas: con 1,97 metros de alto y más de 5 metros de largo no es, precisamente, un urbanita. Pero, a cambio, ¡qué habitabilidad! Por su configuración, sus innumerables espacios de almacenamiento y sus detalles prácticos, incluidos nada menos que 7 enchufes USB o 220V, sus materiales bien elegidos, todo parece diseñado para soportar un uso intensivo.

Podía no ser irrompible, pero el Land, nacido en 1948, tuvo la virtud de poderse arreglar en las profundidades de la selva o en medio del desierto. El nuevo Defender es otro tema. Sus kilos de electrónica (infoentretenimiento, automatización de modos 4×4, controladores de motor y seguridad) son talones de Aquiles en comparación con el antiguo Defender que podía reparar el herrero de un poblado perdido en África. Esto no quita valor a sus capacidades todoterreno, muy por encima de la media.

Mejoras

En carretera está la gran diferencia. Nuestro gigante revela tanto parentesco con su antepasado como lo haría un Jaguar con un tractor John Deere. La mejora es total. Al cambiar el bastidor de escalera y los ejes rígidos de antaño por una estructura monocasco de aluminio y 4 ruedas independientes, se transfigura. Y si su plataforma D7x se toma prestada de otras SUV de la casa, aquí está específicamente pegada/remachada y tiene subconjuntos delanteros y traseros de acero que colocan a este Defender más alto que todos sus hermanos.

La dirección muestra una consistencia satisfactoria tanto en curvas como para maniobras y la suspensión neumática es tan útil para la comodidad como para controlar la carrocería alta y pesada. Gracias a las grandes barras estabilizadoras, los movimientos transversales de la carrocería son bastante limitados. Si el anterior Defender era incómodo, el nuevo ofrece un muy buen nivel de comodidad.

Bajo el capó de esta versión P400 (desde 94.690 euros) hay un motor de gasolina turboalimentado de 6 cilindros en línea y 3 litros de cilindrada, con una hibridación ligera de 48v (lleva etiqueta ECO), que entrega 400 CV y 550 Nm de par. Lógicamente, no es económico. A menos que tenga mucho cuidado, es casi imposible bajar de los 11 litros a los 100 kilómetros, una cifra que naturalmente sube cuando se sale del asfalto. Pero hay más motores donde elegir: 3 diésel (de 200 CV, 249 CV y 300 CV, respectivamente), un 400e híbrido enchufable (404 CV), el gasolina P300 (300 CV) y un V8 gasolina (525 CV).

Este nuevo Defender tiene tan poco que ver con su venerable antepasado que merece un nuevo nombre. Aquél era la referencia del todoterreno rústico, éste es el de los tecnológicos: Land Rover ha inventado el todotecnológico.

Santiago de Garnica

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