El prisma a través del que Bernardo Hernández (Salamanca, 1970) ve el mundo tiene algunas aristas que han contribuido a forjar su dilatada trayectoria profesional. Tecnología, innovación, curiosidad por las cosas y mente “muy abierta” para ver cómo la sociedad se ha adaptado a las necesidades que han ido surgiendo le han llevado a convertirse en uno de los directivos españoles que más alto ha llegado en una empresa de la era digital.
En la actualidad, es presidente ejecutivo y CEO de la firma fintech Verse, una plataforma social de pagos a través del móvil que ronda los 500 millones de euros transaccionados y que recientemente ha sido adquirida por Square, una compañía también del sector constituida y dirigida por Jack Dorsey, cofundador de Twitter. Aunque su mayor accionista sigue siendo Hernández, que ha consolidado esta app, con más de 2 millones de usuarios registrados, como “la única alternativa de pago directo a los sistemas tradicionales de la banca”. Con una plantilla de 56 trabajadores que prevé incrementar este año con otras 40 personas, está presente en Europa y desde su puesta en marcha ha logrado cerca de 40 millones en varias rondas de financiación.
Este empresario, que define su modelo de gestión como efectivo y flexible, “me gusta tener muy claro qué tengo que hacer y cuándo”, inició su carrera como analista y gestor de activos en compañías como BBVA y Putnam Investments, una etapa que le brindó la oportunidad de conocer el comportamiento de empresas líderes, así como de diferentes actividades económicas “que pronto me empujaron a impulsar nuevos proyectos en el sector tecnológico encaminados a crear productos y servicios de valor”. Precisamente esta premisa fue el germen de Idealista, la primera startup en la que ha participado desde su nacimiento y “desde entonces no he cesado de imprimir un espíritu transformador y revolucionario en otros proyectos en los que he tomado parte como Tuenti, Wallapop, Glovo, Pack, Closca, Index, Fever o Verse en la actualidad”.
Uno de los grandes hitos de su periplo profesional fue su desembarco en Google en 2005 como director mundial de Marketing de Productos Emergentes. Al frente de esta división, y durante 8 años entre España y Silicon Valley, desarrolló soluciones como Google Maps y Chrome; y asumió el reto de potenciar Zagat, la guía de ocio adquirida por el buscador y popular red de búsqueda de hoteles restaurantes y tiendas de EE UU con más de 10 millones de valoraciones. No en vano, Hernández señala como el momento más complicado de su trayectoria su decisión de dejar el gigante tecnológico: “me dio mucho vértigo pensar que estaba renunciado a algo muy importante, pero con la perspectiva del tiempo pienso que fue un cierre de una etapa a mejor”. Su siguiente paso fue en Flickr, una de las plataformas de vídeo e imágenes más potentes del mundo perteneciente a Yahoo.
En el extenso currículum de este licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Pontificia Comillas Icade, máster en finanzas por el Boston Collage, Chartered Financial Analyst y doctor honoris causa en Tecnología por la Universidad Camilo José Cela, figura también ser presidente de Bodaclick.com; miembro del Consejo Asesor de Mapfre USA, del Consejo Senior de PWC y venture partner del fondo de capital riesgo alemán e.Ventures; y entre 2011 y 2017, integrante del jurado de los Premios Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
Cambiar la historia
“De pequeño soñaba siempre con ser feliz y con poder crear algún día algo que de alguna manera revolucionara la sociedad o el mundo, dando solución a algún problema o necesidad del día a día a través de la tecnología”, rememora el empresario, amante del arte y la fotografía, que anota entre sus referentes en gestión empresarial a Jeff Bezos, Steve Jobs o Larry Page, “con quien tuve la suerte de trabajar en mi época de Google, que tenía muy claro desde el inicio que quería cambiar la historia, tenía clara su hoja de ruta y su agilidad en la ejecución era impecable”.
Bernardo Hernández habla con cariño de Castilla y León, donde “siempre que la agenda lo permite voy para visitar a mi familia, aunque no tanto como me gustaría”, en la que cree que debe crearse un ecosistema sostenible de desarrollo empresarial para impulsar su crecimiento económico. En esta línea, considera que la globalización y el avance imparable de la tecnología hace que se elimine de forma considerable la importancia del lugar en el que se encuentre cada cual. “Da lo mismo que estés en Salamanca, León, Silicon Valley o Madrid. Lo relevante es rodearse de un buen equipo, pensar si la idea que se tiene entre manos es algo disruptivo y escalable y, muy importante, que no se tenga miedo al fracaso. Saber gestionar bien el fracaso es parte del éxito”, recuerda.
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