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Pablo Álvarez, el bodeguero que marida tiempo y perfección

“El mejor vino siempre está por hacer”, lema que condensa la esencia de la filosofía que el Ceo de Tempos Vega Sicilia imprime en la marca más universal de Castilla y León
Pablo Álvarez Mezquíriz, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia.
Pablo Álvarez Mezquíriz, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia.

Preservar lo heredado, como el secreto inescrutable de los suelos que sustentan la bodega; defensa a ultranza de un modelo de gestión basado en la búsqueda casi obsesiva de la perfección, con la toma de decisiones difíciles y a veces contestadas; paciencia necesaria y recursos suficientes para aportar longevidad, uno de los ingredientes imprescindibles para lograr un gran vino; y apuesta valiente por la exportación, en tiempos en los que aún se vivía cómodamente con el mercado nacional, sintetizan la estrategia aplicada por Pablo Álvarez para situar a Vega Sicilia como una enseña internacional en el espectro del lujo.

De aspecto afable, meticuloso en sus formas e introvertido, Pablo Álvarez es un explorador obstinado de la perfección, lo que se deja notar en la empresa que ha constituido la naturaleza de toda su trayectoria profesional, Tempos Vega Sicilia. En la compañía, en cuya dirección le situó su padre David Álvarez en 1985, todo funciona como un mecanismo de precisión. Escribía Mario Benedetti que la “perfección es una pulida colección de errores” Se podría decir que en el caso de Pablo Álvarez, éstos han sido muy escasos y sin embargo nunca ha dejado por ello de intentar superarse día a día. Su lema “el mejor vino siempre está por hacer” condensa la esencia de su filosofía, porque lejos de presumir y conformarse con los muchos logros alcanzados, continúa de manera perseverante vigilante de que el engranaje conserve siempre la sincronización exacta.

Producir el mejor vino

“Nuestro gran reto es tratar de producir el mejor vino en cada una de la bodegas que hoy conforman Vega Sicilia” (Vega Sicilia y Alión, en Valladolid; Pintia en Zamora; Macán en La Rioja, junto con el barón Benjamín de Rothschild; y Oremus en Tokaj, Hungría), asegura y añade: “reto que es muy fácil de decir pero muy difícil de hacer. Por esa razón debemos crecer creando nuevas bodegas, ya que las producciones de cada una de las actuales, preservando su calidad, son medianamente limitadas”.

Para este bilbaíno de 66 años, la calidad debe caracterizar todos los ámbitos del negocio, no lo concibe de otra manera: “la calidad es una palabra muy manida, todo el mundo dice apostar por ella, pero en nuestro negocio la considero muy difícil de obtener a pesar de lo fácil que se dice. Requiere tener muy claro lo que quieres hacer y hacerlo con tiempo, esfuerzo, inteligencia y amor por lo que estás haciendo”. Esa lucha diaria por el buen hacer le aporta mucha más seguridad en el largo plazo: “admiro a quien rápidamente consigue una empresa con éxito y lo vemos todos los días en la Prensa, pero hay otras muchas empresas, la gran mayoría, que lo logran después de muchos años de trabajo, de equivocaciones y aciertos, con grandes sacrificios, pero sin perder el rumbo”.

Lacónico en sus respuestas, de cadencia pausada y tono sosegado, utiliza un lenguaje directo, alejado de toda floritura: “para eso, hay que prepararse y hacerlo con tiempo, trabajo y mucho esfuerzo. En estos momentos, en nuestro sector se habla de reinventarse pero hay que evolucionar poco a poco y si acaso reinventarse de cara al futuro, no a corto plazo”, explica con cierto grado de escepticismo por los cambios vertiginosos, y añade: “en la actualidad, con los problemas derivados de la pandemia, creo que hay que aguantarlos y subsistir, lo que puede ser algo nada fácil para algunas empresas. No hay una varita mágica para resolver esto de la noche a la mañana”.

Licenciado en Derecho por el CEU de Madrid, confiesa que de pequeño quería ser ingeniero físico-nuclear: “no sabía lo que era eso, pero sonaba estupendamente bien”, bromea en un alarde de humor socarrón del que a veces hace gala, cuando se desprende de ese halo de retraimiento.

Sin embargo, cuando llegó a Vega Sicilia -compañía que facturó 55,5 millones de euros en 2020, con una plantilla de 80 empleados- reconoce que se enamoró de su trabajo y vislumbró la trascendencia que tendrían los mercados internacionales. Ahora anima a otras empresas a dar los mismos pasos. “Hay que moverse, Castilla y León es muy pequeña. Debemos trabajar para darnos a conocer en el mundo entero. Es preciso hacerlo para enseñar nuestros grandes productos y crear nuevos mercados. He viajado durante muchos años más de 130 días al año por todo el mundo, mostrando nuestros vinos. Y ahora tenemos un equipo joven de grandes profesionales que hacen lo mismo que yo para poder recorrer cada año la mayor parte de esos 150 países donde hoy estamos presentes”, asevera con pasión y confirma que Castilla y León “tiene grandes vinos, grandes productos y grandes profesionales. Perdamos ese miedo que a veces hay a salir de aquí. El mundo quiere conocer lo que hacemos, pero hay que enseñárselo y olvidémonos de esa antigua frase de El buen paño en el arca se vende. En el arca, al final, todo se apolilla”.

Gracias a esa estrategia que puso en marcha cuando llegó a Vega Sicilia, han pasado de exportar en 1982 a cinco países a destinar el 70% de su producción a 150 naciones de los cinco continentes. “Y dada la época y la crisis que nos ha tocado vivir, creo honestamente que eso nos ha permitido y nos permite seguir con toda nuestra producción vendida”, apostilla.

Salir al exterior

Para afrontar la salida al exterior, menciona algunas cualidades necesarias que además atesoran los habitantes de nuestra tierra: “en Castilla y León contamos con personas austeras, serias y de palabra, que cada vez abundan menos en general. Y esa austeridad y seriedad han dado a esta región grandísimos empresarios y grandes directivos que deberían de ser para todos un ejemplo a seguir. Tenemos de todo y esta comunidad es un diamante en bruto que hay que pulir y mostrar al mundo. Podemos hacerlo”.

Convencido de que con esfuerzo y sacrificio se pueden obtener grandes metas, reconoce que la figura de su padre David Álvarez, fundador de la compañía de servicios Grupo Eulen en 1962 con solo un empleado y que en la actualidad cuenta con una plantilla de más de 90.000 personas bajo la batuta de su hermana María José, ha sido uno de sus referentes empresariales, al enseñarle el respeto al trabajo. “Yo tuve la suerte de completarlo con el amor por lo que hacía y la preocupación por el bienestar de todos los que trabajan con nosotros”. Y los hechos así lo atestiguan: un equipo comprometido con el proyecto y un devoto romance con su trabajo.

“Cocinar es un arte y calma los nervios”

Aunque su predilección por su ocupación le lleva a decir que es su mayor afición, también disfruta con el séptimo arte: “siempre me ha gustado el cine y mucho, aunque echo de menos esos cines con grandes pantallas donde casi te podías meter dentro de la película que estabas viendo y te salpicaba la sangre de los malos que iban cayendo”, evoca Pablo Álvarez, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia, con nostalgia y revela que le gustan también las novelas históricas y cocinar. “Cocinar es un arte. Lo aprendí de nuestra madre que fue una gran cocinera y que con 7 bocas -él es el segundo de 7 hermanos- que alimentar le servimos también para mejorar con nuestras críticas constructivas sobre lo que nos preparaba para comer. Y he enseñado a mis hijos para que puedan seguir cocinando los platos de siempre y que si no se perderían en un futuro”

Como gran sibarita, ha sido testigo de la enorme revolución “que ha sufrido la cocina en los últimos años, quizá demasiado”. Y rememora a un vasto conocedor “del arte de cocinar y del comer, Don José María Busca Isusi, que en la década de los 60 decía que sobre lo que se sirve sobre los manteles y sobre lo que se hace bajo las sábanas, todo está inventado. Y no nos olvidemos que el comer es el último placer de los que se pierden y el que ayuda a recordar los ya perdidos. Y además, cocinar calma los nervios”.

Atracción de talento

Cuando dentro de pocos años Pablo Álvarez se retire de la primera línea, tras acometer un proceso de atracción de talento para cubrir puestos de relevancia como el de director general o el de Marketing, el mayor reto que tendrá la compañía seguirá siendo mantener la calidad para continuar en la senda de sublimar la perfección. ¡Ahí es nada!

Castilla y León Económica

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