Las letras ST sirven para denominar las versiones familiares de Seat, en este caso el Ibiza ST, que es la última novedad de la marca española. El familiar, a diferencia del cinco puertas, es 18 centímetros más largo, hasta llegar a los 4,23 metros de longitud total. Esto permite tener un maletero mayor, con 430 litros de volumen para el equipaje frente a los 284 litros de la versión SC o tres puertas y los 292 litros del cinco puertas. Este volumen le sitúa en la media del segmento, junto al Renault Clio Grand Tour (439 litros), un nicho de mercado que ha ido creciendo en los últimos años con modelos como el Peugeot 207 SW o el Skoda Fabia Combi, entre otros. En el Ibiza ST, el maletero tiene una profundidad de 95 centímetros, una anchura mínima de 96 y una altura, hasta la bandeja cubre equipajes, de 63 centímetros. El umbral de carga, más bajo que en los otros Ibiza, nos facilitará la introducción de objetos pesados. Cifras aparte, una de las ventajas del maletero del Ibiza ST son sus formas regulares, que lo hacen muy aprovechable, así como que, opcionalmente, se puede disponer de una serie de elementos para organizar mejor la carga. Así, nos encontramos con redes y cintas elásticas en los laterales, cuatro ganchos para colgar bolsas y un compartimento bajo la bandeja cubremaletero para pequeños objetos. También hay disponible una red para fijar en el piso y una toma de corriente de 12 V. Si necesitamos más espacio para equipaje, y podemos prescindir de las plazas traseras, basta abatir el asiento posterior por partes (60/40) o en su totalidad. Tras levantar la banqueta y plegar el respaldo, obtenemos un volumen de hasta 1.164 litros.
La nueva carrocería, más voluminosa en su parte posterior, no modifica el agradable comportamiento de los Ibiza de tres y cinco puertas. Así, mantiene sus buenas cualidades dinámicas y una dirección que transmite muy bien el contacto de las ruedas con el asfalto, algo que apreciarán los conductores con espíritu deportivo. Incluso va aún más lejos pues la suspensión de serie es más firme, por lo que controla mejor los movimientos de la carrocería. A pesar de ello, y si bien no filtra las irregularidades del asfalto como los otros Ibiza, resulta cómodo. Las versiones Sport cuentan con unas suspensiones más deportivas, pero a la vista del buen resultado de las de serie, no parece que merezcan la pena pues la mejora en comportamiento será mínima y en cambio la comodidad se verá afectada en carreteras de mal firme.
Lo hemos probado con dos mecánicas. La primera el 1.4 de gasolina, con 85 cv, que ofrece una buena respuesta a cualquier régimen, sobre todo entre las 3.500 y 5.000 vueltas. Perfecto en ciudad, en carretera exige jugar con el cambio -manual de cinco velocidades- a la hora de adelantar. La quinta velocidad tiene un desarrollo largo pensado para ahorrar en autovía. Y hablando de consumos, en la prueba la media estuvo en los 7,5 litros. El otro motor que probamos fue el nuevo 1.6 TDi de 105 cv, un diésel de rampa común en lugar de los inyectores bomba del anterior 1.9 TDi de igual cilindrada. No ofrece mejores prestaciones que la antigua mecánica, pero resulta mucho más agradable por el mayor silencio y una respuesta más progresiva. Y su consumo medio ha estado en los 6,1 litros a los 100 kilómetros.
Santiago de Garnica