“Elaborar vinos para el disfrute, no para la cata”. Ésa es la máxima de Vega de Yuso Bodegas y Viñedos, ubicada en Quintanilla de Onésimo, epicentro de la Ribera del Duero vallisoletana, un proyecto con más de 2 décadas de trayectoria, si bien los orígenes se remontan muchos años atrás, cuando en los 70 la familia propietaria planta las primeras viñas y apuesta por la reconversión de parcelas cerealistas a nuevos cultivos de viñedo.
Unos años más tarde, en 1985, comienza a vender la producción a bodegas señeras de Ribera del Duero; y no es hasta 2002 cuando nace Vega de Yuso como un sueño cristalizado por Rubén Iglesias, director-gerente y enólogo, “una bodega de carácter familiar, sencilla y humilde, con unos vinos de carácter muy marcado y definido, con personalidad propia”.
Ediciones limitadas
La primera añada que vio la luz fue la de 2003, con una mínima producción de su primer roble, Vegantigua; y el Tresmatas Crianza. Una de las particularidades de esta bodega es que sus responsables la definen como un proyecto “de ediciones limitadas, con un exquisito control durante su elaboración y crianza”. De ahí que la producción en la actualidad no supere las 130.000 botellas por campaña, que se reparten entre sus 5 referencias: Tresmatas en su versión crianza, reserva y vendimia seleccionada; y 2 robles: Pozo de Nieve, con un paso por barrica de 4 meses; y Vegantigua, con 10 meses de madera.
2024 marca un punto de inflexión de la bodega vallisoletana, con el inicio de las obras de la nueva nave de elaboración, de 400 metros cuadrados, que permitirá elaborar de forma “sostenible y segura” una producción algo superior. De hecho, en el presente ejercicio se prevé un ligero aumento en el número de botellas elaboradas, principalmente porque los viñedos están alcanzando su momento de plenitud.
25 hectáreas de viñedo
En la actualidad, la bodega cuenta con 25 hectáreas de viñedo, seleccionadas bajo los criterios de máxima altitud y suelos calizos. El mercado nacional copa el 70% de la producción de Vega de Yuso y uno de sus retos es abrir nuevos países a las exportaciones de sus vinos.
“La constancia en el trabajo y no derrotarse en los momentos duros, junto con una gran dosis de ilusión, son el éxito de estos 22 años de existencia. Apostar y creer en el vino como forma de vida familiar es el motor de nuestra bodega”, enfatiza su director-gerente y enólogo.
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