De izquierda a derecha, la artista madrileña María Elisa Rivera Armada; y Rocío Hervella, fundadora y CEO de Prosol.

Rocío Hervella, fundadora y CEO de Prosol, hizo entrega este miércoles del I Premio PROSOL a la artista madrileña María Elisa Rivera Armada, ganadora de este galardón recién creado que pretende valorar el talento de jóvenes artistas menores de 30 años. El premio, dotado con 3.000 euros, nace con vocación de continuidad para poner el foco en el papel esencial que la cultura y los jóvenes juegan como motor de progreso, tal y como destacó Hervella en el acto de entrega celebrado en la sede de la cafetera palentina.

Rivera presentó a concurso una obra abstracta inspirada en el paso del tiempo. Utilizando una técnica mixta sobre lienzo, convierte el óxido en una creación poética y evocadora de la que el jurado, formado por los artistas Inmaculada Amor y Gonzalo Páramo, destacó su "fuerza y equilibrio" y la reflexión realizada "sobre el concepto de lo degradado reflejado por el paso del tiempo a través del uso de diferentes técnicas".

La ganadora reconoció que este premio es "un espaldarazo maravilloso para alguien que acaba de finalizar sus estudios"; una oportunidad que espera aprovechar en forma de algún viaje que le permita "seguir ampliando mi formación artística". 

Historia del galardón

Enfocado a reconocer el talento joven, arrancó el pasado junio con la presentación de la intervención artística del creador palentino Gonzalo Páramo sobre 8 cafeteras instantáneas que, tras cumplir su ciclo útil, estaban fuera de servicio. Páramo las transformó hasta convertirlas en piezas de coleccionista. 

El interés por hacerse con esas obras de arte fue en aumento y, finalmente, terminaron repartidas por prestigiosos restaurantes de Madrid (A Barra y Paco Roncero), Aguilar de Campoo (El Convento) y Valladolid (Ambivium, Castilla Termal y Trigo). Además, una de esas creaciones fue adquirida por el futbolista Álvaro Morata. Gonzalo Páramo realizó una transformación más que, bautizada como Los rostros de la pandemia, terminó por regresar a su lugar de origen por su carácter evocador para Prosol. 

Con este proyecto, Prosol trata de valorar el talento y el esfuerzo de la comunidad artística, "no siempre justamente reconocidos". De igual modo, genera un valor escultórico único y profundiza en la vocación de la empresa por el compromiso social, materializado en los diferentes programas desarrollados en ámbitos como la alimentación saludable, la salud de las personas que integran su plantilla o la conciliación familiar y laboral, entre otros.

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