11 asociaciones de la industria alimentaria han expresado este martes su inquietud por la elevada incertidumbre que se ha instalado en el comercio internacional, consecuencia del “laberinto arancelario” generado por EE UU, al que se han sumado las políticas proteccionistas por parte de China y la propia UE.
Así se ha puesto de manifiesto en el I Encuentro Nacional de presidentes de asociaciones y clústeres regionales de industria alimentaria, celebrado este martes en Valladolid, con la participación de 11 organizaciones que operan en 9 comunidades autónomas en las que se asienta el 62% de las empresas del sector nacional. Es decir, un total de 17.350 empresas que facturan en conjunto más de 101.000 millones de euros (el 58% del total del sector) y emplean a más de 300.000 personas (57%).
Segunda convocatoria
Según explicó Santiago Miguel, presidente de la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León (Vitartis), organizadora del evento, este encuentro se celebra en segunda convocatoria, ya que fue convocado inicialmente el 29 de abril, pero tuvo que ser aplazado a causa del apagón eléctrico que sufrió toda España y Portugal el día anterior.
El presidente de Vitartis manifestó que la reunión de este martes “nos ha permitido compartir experiencias y analizar algunos de los problemas comunes”. Entre ellos, dijo, “el laberinto arancelario en el que nos encontramos, víctimas de decisiones que perjudican el mercado internacional, en un momento en el que la fragmentación interna de la Unión Europea podría estar debilitando su propia capacidad negociadora ante EE UU y China”.
Según Santiago Miguel, “es probable que esta política arancelaria haya llegado para quedarse”, por lo que es muy urgente “diversificar y abrir nuevos mercados”.
Presión regulatoria
El presidente de Vitartis indicó que la presión regulatoria y el exceso de burocracia –“que nos llega de todas las administraciones, desde la europea a la local”-, es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la industria alimentaria: el primero y más importante históricamente, según los estudios de opinión que se vienen realizando en España.
Las 11 asociaciones han reiterado su preocupación por “el impacto tan negativo de la presión regulatoria y el exceso de burocracia en todo el ámbito de la UE, tanto por el coste que supone como por la dilación de los trámites, cuyas consecuencias son el alto coste y la merma de la capacidad competitiva de las empresas”.
En opinión de los presidentes de las asociaciones de la industria alimentaria, dijo Santiago Miguel, la UE está dando ahora “pasos positivos”, aunque aún “queda mucho camino que recorrer”. Y recordó que en 2024 se publicaron en España una media de 3,4 normas reguladoras diarias y un tercio de las mismas emanaron de la UE.
Dificultad para incorporar talento
La dificultad para incorporar el talento que necesitan las empresas y la reducida dimensión de las mismas fueron los otros dos asuntos tratados en el transcurso del encuentro.
Los participantes en el encuentro coincidieron al señalar que una imagen “ciertamente equivocada de la industria alimentaria, la primera actividad del sector industrial español, es una de las causas más habituales de que los jóvenes profesionales opten por otros sectores”.
Problema reputacional
“Estamos ante las consecuencias de un falso problema reputacional, que se podría ir reduciendo a medida que se conozca suficientemente la realidad del sector, aunque ello nos exija un esfuerzo adicional en comunicación”, dijo Santiago Miguel.
En todo caso, añadió, “se trata de un problema importante, que limita el crecimiento y la competitividad de las empresas, sobre todo en el medio rural”. En España, casi el 70% de los 552.000 empleos directos de la industria alimentaria se asientan en el medio rural.
La dimensión limita la competitividad
La propia dimensión de las empresas es un factor que limita la competitividad del sector. Las empresas de reducido tamaño no cuentan con el personal ni los recursos adecuados para incorporar las nuevas tecnologías, para afrontar el proceso de digitalización o para acceder a proyectos innovadores. “Se trata de un problema de toda la UE, donde solo el 4% de las industrias alimentarias cuenta con más de 50 empleados”. En España, dijo Santiago Miguel, sólo el 5% de las empresas cuenta con más de 10 empleados.
En concreto, participaron Rafael Juan, presidente de la Federación Empresarial de Agroalimentación de la Comunidad Valenciana (Fedacova); Nicolás Benito, presidente de la Asociación empresarial de Industrias Alimentarias de la Comunidad de Madrid (Aseacam); Ricardo Oteros, presidente del Clúster de Agroalimentación de la Comunidad de Madrid (MadridFood); Berta Anaut, presidenta del Clúster Alimentario de Navarra (Nagrifood); Andrés Rodríguez, presidente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga); Álvaro Guillén, presidente del Clúster Alimentario de Andalucía (Landaluz); Enrique Chueca, presidente de la Asociación de la Industria Alimentaria de Aragón (AIAA); y Manu Giner, presidente de la Asociación vasca de cadena alimentaria del País Vasco (Basque Food Cluster).
La Asociación de Industrias Agroalimentarias de Navarra, La Rioja y Aragón (Alinar) ha estado representada por su director, Diego Galilea San Martín; y la Federación de Empresas de La Rioja (Fer), por la secretaria de Asociaciones Agroalimentarias, Sheila Argáiz. Por parte de Vitartis, la asociación anfitriona, han participado su presidente, Santiago Miguel; Javier Oblanca, vicepresidente; y Cristina Ramírez, directora.
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