El DBX, el primer SUV de Aston Martin, llegó en 2020. Y no fue un buen arranque pues la clientela prefería modelos rivales. Así, presentó rápidamente el DBX707, una versión tope de gama, más potente y con estética más llamativa. Un acierto, ya que poco después los SUV representaban más de la mitad de las ventas de la firma británica. Sin embargo, los clientes más exigentes criticaban un interior con acabados mejorables y un sistema de info-entretenimiento desfasado, que no estaba a la altura de un automóvil de este precio y categoría.
Ahora se ha solucionado todo esto. Sólo se ofrece la variante alta de gama, el 707, con el conocido V8 biturbo de 4,0 litros de AMG: 707 CV y 900 Nm de par, asociado a un cambio automático convencional de 9 relaciones y un sistema de tracción integral.
Aunque el V8 prácticamente no presenta cambios, el motor AMG vuelve a sorprender con su brutal entrega de potencia. Cuando se presiona demasiado el acelerador, los anchos neumáticos Pirelli y los sistemas electrónicos de asistencia al conductor aún tienen dificultades para mantener el rumbo. Pero para entonces la fiesta ya ha comenzado, porque el DBX707 gana tanto impulso que se vuelve casi dócil. Las cifras impresionan: 0 a 100 km/h en 3,3 segundos y velocidad máxima de 310 km/h. Los enormes discos carbocerámicos vienen muy bien.
Reglajes
La suspensión sigue siendo la misma, pero Aston Martin ha cambiado de forma acertada los reglajes. Así este enorme SUV de 5 metros y más de 2,3 toneladas se comporta fenomenal. Su parte delantera reactiva le permite realmente atacar las curvas, con un chasis que trasmite seguridad y avisa cuando nos acercamos a los límites físicos de agarre.
Más allá de las prestaciones, en el interior los materiales y acabados son magníficos. Además del apartado de instrumentos digitales, el DBX707 también hereda el sistema multimedia que debutó en el DB12, con una pantalla central algo más grande (12,3 pulgadas).
El DBX 707 es un SUV a la altura de lo que se espera de un Aston Martin. En conjunto, trasmite una clase, unas sensaciones, difíciles de olvidar, eso sí, a cambio de 254.201 euros. Un modelo que ha seducido al propio Fernando Alonso, que utiliza un DBX 707 como coche de empresa para sus desplazamientos o incluso para acudir a los grandes premios; y eso que es dueño de un espectacular Aston Martin Valkyrie.