El objetivo de Bodega Los Olmos para el presente ejercicio se centra en introducir su marca Los Olmos en el mayor número de mercados posibles, ya sean nacionales o internacionales. Para ello, la cooperativa de Quintana del Pidio (Burgos) apuesta por elaborar “unos vinos de calidad, a precios asequibles y con una renovación constante para adaptarnos al consumidor final”, según explica Daniel Núñez, presidente de la sociedad, que añade que, para lograr esta meta, mantienen la producción de tinto joven y rosado, “en un año con tan baja producción que los principales competidores han elegido desestimar su elaboración frente a otros vinos de alta expresión más rentables”. A estos se suman los roble, crianza y reserva, “este último elaborado únicamente en años de cosechas excepcionales”. En este sentido, la bodega prepara diversas acciones de promoción e incrementa su participación en ferias y certámenes vinícolas.
Fundada en 1963 por una docena de viticultores, en la actualidad cuenta con más de 60 socios con un centenar de hectáreas de viñedo de la variedad tempranillo, con una edad media de 60 años, “aunque existen viñedos centenarios, que sobrevivieron a la filoxera gracias a los terrenos arenosos en los que se encuentran”, aclara Núñez. Toda la uva empleada es propia de los socios, lo que permite, “por una parte, que sus vinos sigan cierta linealidad añada tras añada, sin perder su esencia de elaboración tradicional; y, por otra, permite combinar los matices que aporta la uva joven y la vieja”. En la actualidad, la cooperativa produce más de medio millón de kilos, aunque dispone de instalaciones para elaborar el doble. Con el objetivo de incrementar el número de botellas vendidas, sin que ello signifique renunciar a las ventas a granel, recientemente Bodega Los Olmos ha invertido en nuevos depósitos de acero inoxidable, en la adquisición de barricas y en una constante mejora de las instalaciones.
“En la campaña anterior se recogió una cosecha similar a la del año 2023. No obstante, la climatología de este año, marcada por unas precipitaciones abundantes, hace prever que la cosecha sea elevada en toda la Ribera del Duero”, comenta el presidente de la cooperativa burgalesa, que comercializó el pasado ejercicio 5.000 botellas más que el año anterior.
Problemas del sector
En cuanto a los principales problemas que afectan al sector, Núñez destaca el descenso en el consumo de vino y una oferta más agresiva por un producto, no muy diferenciado, ante una demanda escasa. “Los stocks de añadas anteriores de algunas bodegas han salido al mercado con unos precios más bajos de lo usual, deprimiendo aún más un mercado que trata de mantener los precios y, por tanto, rebajando el margen de beneficios para todos por el incremento de los costes de producción”, añade.
Asimismo, el presidente de Bodega Los Olmos comenta que el consumidor “no quiere gastar más en vino, lo que provoca descensos en los consumos tanto en el canal horeca, como en el de los particulares. Todo ello supone un colapso del mercado nacional y que, inmediatamente, se fije como objetivo el ámbito internacional que está ansioso de recibir las ofertas”, explica Núñez, que concluye: “nuestro futuro es conseguir un vino diferenciado, donde se apueste por la calidad, se mantenga la tradición de la Ribera y se adecuen los precios a cada consumidor final, sin que por ello se perjudique al viticultor. Para lograrlo, es necesario trabajar simultáneamente en el mercado nacional, para estimular el consumo, y el internacional, buscando un reconocimiento de la tradición cosechera de Bodega Los Olmos más allá de nuestras fronteras”.
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