Tras casi 2 años de obra, la nueva bodega de Ossian, el proyecto vitivinícola de Alma Carraovejas en Nieva (Segovia) ya es una realidad. Finalizada el pasado mes de mayo, esta moderna infraestructura consolida un espacio diseñado para reforzar la identidad de la bodega segoviana.
Para ello, se ha apostado por combinar la tradición vitivinícola con un enfoque de sostenibilidad y respeto, sin perder de vista el legado de sus cepas centenarias -con más de 200 años de historia- y la esencia de sus 3 vinos: Quintaluna, Ossian y Capitel.
Respeto a la tierra y cuidado de procesos
“Esta nueva bodega representa la visión que tenemos en Alma Carraovejas de unir el respeto a la tierra con el cuidado de cada proceso. No es solo una mejora de nuestras instalaciones, es una declaración de intenciones sobre el futuro que queremos construir alrededor del vino, apostando por seguir generando valor y desarrollo desde el medio rural”, ha señalado Pedro Ruiz Aragoneses, CEO de Alma Carraovejas. “Es también un agradecimiento y un homenaje a un viñedo único en el mundo, y a las personas que lo hacen posible día a día”, ha añadido.
Diseñada por el estudio AMAS4 Arquitectos, el conjunto arquitectónico de 2.557 metros cuadrados se ha construido en el mismo emplazamiento que la antigua bodega, integrándose de forma armónica en el paisaje segoviano.
6 edificios principales
La nueva bodega de Ossian está formada por 6 edificios principales, organizados alrededor de una plaza central adoquinada en granito, que simula un pequeño pueblo, donde cada edificio está destinado a una actividad diferente: recepción de uva, depósitos de acero inoxidable, elaboración y crianza en madera, oficinas, zonas sociales para trabajadores y edificios de maquinaria.
Tras 12 años en el pequeño municipio segoviano, Alma Carraovejas refuerza con este proyecto su “apuesta por el medio rural, impulsando una infraestructura de primer nivel en un enclave con identidad e historia. La dimensión del proyecto, poco habitual en localidades de este tamaño, pone de manifiesto la capacidad de estos territorios para albergar iniciativas de referencia, con vocación de permanencia y compromiso con el lugar. Se trata, además, de una inversión tan ambiciosa como excepcional en el ámbito rural: una bodega vanguardista cuya escala impresiona en un municipio de menos de 260 habitantes, fortalece el tejido socioeconómico de Nieva y pone en valor el territorio que la acoge”.
Materiales nobles de la zona
El uso de materiales nobles de la zona -como la pizarra de Bernardos, el hormigón blanco texturizado y la madera- refuerza el vínculo de Ossian con el entorno y la arquitectura local. Las cubiertas vegetales y los acabados ajardinados acentúan un espacio amable, donde conviven especies caducas y perennes. El cierre cinegético, los caminos en jabre y hormigón y las zonas pavimentadas en granito completan esta integración armónica entre arquitectura, paisaje y memoria.
“Este enfoque respetuoso nace del compromiso de Alma Carraovejas con la sostenibilidad como principio transversal, presente en cada una de sus decisiones. Más que una obligación ética, forma parte de su manera de entender el vino y la relación con los lugares en los que está presente: una forma de trabajar basada en el respeto por la tierra, el cuidado de lo que ya existe y el compromiso con las generaciones futuras”, señalan en la empresa vitivinícola.
Minimizar el impacto abiental
La nueva bodega de Ossian encarna esta visión. Su diseño y funcionamiento han sido concebidos para minimizar el impacto ambiental. La arquitectura semienterrada ayuda a mantener una temperatura interior constante durante todo el año, mientras que las cubiertas vegetales aportan aislamiento adicional y favorecen la eficiencia energética. Entre otros muchos recursos, destacan el uso de calderas de biomasa para climatización y agua caliente o sistemas de climatización inteligentes que regulan la temperatura y la ventilación de forma automatizada.
Todo ello convive con una forma de elaborar el vino profundamente artesanal, centrada en preservar la esencia del verdejo segoviano y el carácter único de un viñedo prefiloxérico que ha resistido al paso del tiempo.
“La nueva bodega nos permite cuidar cada detalle sin perder la esencia de nuestro trabajo, que sigue guiado por el respeto al viñedo y a la forma en que siempre hemos entendido el vino”, señalan Almudena Calvo y Javier Blasco, desde la dirección técnica de Ossian.
Este proyecto ha sido impulsado desde el departamento de Proyectos de Alma Carraovejas, liderado por Elena Arranz, con la colaboración de múltiples equipos externos. “Durante este año y 10 meses de obra, cada fase ha estado cuidadosamente planificada y ejecutada para mantener la coherencia con la visión de Ossian. Teníamos unos plazos de ejecución bastante ajustados y en los momentos de mayor actividad llegamos a coordinar a más de 40 trabajadores en obra. En los primeros 10 meses ya estaban levantados los edificios principales”, señala Arranz.
Homenaje a Jonatan Rubio
“Además, este lugar tiene un valor emocional muy especial para todos nosotros. La plaza central, epicentro del proyecto, llevará el nombre de Jonatan Rubio, compañero del equipo de Ossian que nos dejó el pasado mes de mayo. Es un pequeño homenaje a su memoria y a todo lo que significó para quienes tuvimos la suerte de trabajar con él”, explica la directora de Proyectos de Alma Carraovejas.
Aunque la parte principal del proyecto ya está en funcionamiento, aún están previstas nuevas actuaciones en fases futuras, como la ejecución de un lago de recogida de aguas pluviales, el desarrollo de un edificio social con zona de aparcamiento y la instalación de cancelas junto a un nuevo cierre de acceso a la parcela.
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