Los retos de los recursos humanos en Castilla y León

Un informe de GRI destaca que empresas y trabajadores deben adaptarse a la irrupción de las tecnologías Emergentes y los nuevos modelos de negocio Con habilidades como el pensamiento crítico o la colaboración interdisciplinar
Trabajador
Según el informe de GRI, además de los conocimientos técnicos, habilidades como el pensamiento crítico, la inteligencia emocional, la resolución de problemas complejos, la colaboración interdisciplinar y la alfabetización digital serán cada vez más demandadas por las empresas.

Vivimos una transformación sin precedentes en el ámbito laboral. La irrupción de las tecnologías emergentes, la automatización, la inteligencia artificial y los nuevos modelos de negocio están redefiniendo no sólo cómo trabajamos, sino también qué habilidades serán imprescindibles en el futuro.

En este ámbito, 2025 está marcado por una tensión estructural: por un lado, la economía mundial muestra signos de estabilización tras años de incertidumbre, con un crecimiento moderado del 3,2% y una inflación a la baja (3,5%); pero, al mismo tiempo, persisten desafíos clave como el elevado coste de vida, la ralentización de la productividad y la escasez de talento cualificado en sectores estratégicos. Las secuelas de la pandemia, junto con la disrupción tecnológica y las tensiones geopolíticas, siguen moldeando las prioridades de los mercados de trabajo.

Estudio de GRI

Según detalla el estudio Competencias del futuro. Qué deben aprender hoy los trabajadores, elaborado por Gabinete de Recolocación Industrial (GRI) en exclusiva para Castilla y León Económica, uno de los cambios más evidentes de esta transformación es la creciente brecha entre los conocimientos y habilidades que ofrece la fuerza laboral y lo que realmente requiere el entorno productivo.

“No se trata únicamente de generar nuevos perfiles profesionales, sino también de renovar y potenciar los ya existentes a través de procesos de reskilling (adquisición de nuevas habilidades) y upskilling (mejora de las actuales)”, señala el estudio, que detalla que se estima que el 85% de los empleos que existirán en 2030 aún no se ha inventado, según la Fundación para la Innovación Cotec.

Doble reto

En España, esta transformación presenta un doble reto: por un lado, adaptar las estructuras productivas y educativas a los nuevos tiempos; y por otro, hacer frente a desequilibrios regionales. Según el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) y el Observatorio de las Ocupaciones, sectores como la salud, la logística, las energías renovables, el desarrollo de software, la atención a la dependencia y el análisis de datos lideran la demanda de empleo. Sin embargo, existe un claro desfase entre la oferta educativa y formativa y las necesidades del mercado.

En el caso particular de Castilla y León, la situación es aún más compleja por el fenómeno de la despoblación, el envejecimiento y la dispersión geográfica. La comunidad autónoma presenta una de las tasas más altas de población mayor de 65 años (26,88% en 2024), lo que incide directamente en la renovación del mercado laboral.

Falta de relevo generacional

La falta de relevo generacional y la escasa atracción de talento joven suponen un riesgo estratégico para la sostenibilidad del tejido productivo regional. En este sentido, el informe elaborado por GRI recuerda que también la Junta destaca la importancia de la formación a lo largo de la vida laboral con el objetivo de facilitar ofertas formativas que favorezca el desarrollo personal, profesional y social.

“En este contexto, el futuro del empleo no dependerá tanto de cuántos puestos se creen o se destruyan, sino de saber si las empresas y trabajadores serán capaces de adaptarse, aprender continuamente y aportar valor en entornos cada vez más cambiantes”, resaltan desde la consultora de recursos humanos.

Más allá de los conocimientos técnicos, habilidades como el pensamiento crítico, la inteligencia emocional, la resolución de problemas complejos, la colaboración interdisciplinar y la alfabetización digital serán cada vez más demandadas.

Mercado laboral en constante evolución

En un mercado laboral en constante evolución, las competencias más valoradas ya no son sólo técnicas o académicas, sino una combinación de saberes prácticos, digitales y actitudinales. Así, las denominadas soft skills, de carácter personal y transversal, se han convertido en un pilar fundamental de la empleabilidad y adaptabilidad de los trabajadores y no sólo como apoyo a los conocimientos técnicos (hard skills), sino que son decisivas para el éxito profesional en un entorno cada vez más dinámico y competitivo.

Según refleja el informe de GRI, SEPE identifica como competencias relevantes la proactividad -entendida como la capacidad de anticiparte a problemas y oportunidades-, el trabajo en equipo, el compromiso, la resolución de problemas y la adaptabilidad frente a los cambios.

Formación técnica

En cuanto a las habilidades requeridas para desempeñar un trabajo específico, que se adquieren gracias a la formación técnica, dependerán del sector y puesto de trabajo. Sin embargo, en cuanto al ámbito digital, son esenciales el uso seguro y crítico de tecnologías y el manejo de datos y ciberseguridad en el marco europeo de competencias digitales; mientras que respecto a la sostenibilidad, se requieren conocimientos para impulsar prácticas medioambientales en cualquier sector.

“Estas competencias demandadas están vinculadas a un enfoque proactivo, esencial para adaptarse a innovaciones como el metaverso o la inteligencia artificial”, resalta el estudio, que subraya la importancia del lifelong learning o aprendizaje continuo, que acerca a los trabajadores a los requerimientos futuros del mercado.

La digitalización, indispensable

La digitalización es una condición indispensable para participar activamente en el nuevo mercado laboral. En Castilla y León, si bien se han logrado avances en infraestructuras, persiste una brecha digital de uso que afecta a colectivos específicos. Se centra sobre todo en mayores de 45 años, trabajadores de sectores tradicionales o autónomos y micropymes rurales.

Estos colectivos suelen ser quienes no dominan, o no han integrado, las nuevas tecnologías en sus negocios o rutinas laborales, por lo que encuentran mayores dificultades para evolucionar al ritmo del mercado laboral o la imposibilidad de cambiar de sector debido al desfase entre la tecnología y la capacidad de usarla de forma productiva. Según señala el informe, no es suficiente con tener conexión: se necesita alfabetización digital crítica, seguridad online, capacidad de adaptarse a plataformas y entornos de trabajo virtuales.

Desajuste entre oferta formativa y demanda laboral

Asimismo, el estudio de GRI apunta que uno de los desafíos estructurales más importantes en Castilla y León es el desajuste entre la oferta formativa y la demanda del mercado laboral: “podemos apreciar que hay una desconexión entre educación y la falta de perfiles técnicos. La formación profesional y universitaria no siempre responde a las necesidades reales de las empresas, sobre todo en sectores emergentes como la digitalización agrícola o las energías renovables”.

Esta falta de alineación explica también que, mientras abundan los titulados superiores, se observa una carencia creciente de técnicos medios en áreas como la automatización, el mantenimiento industrial, la logística o las tecnologías verdes, un desequilibrio al que contribuye además el desigual prestigio social entre los estudios universitarios y la Formación Profesional. A ello se suma la insuficiente preparación en competencias transversales, como la gestión de equipos o la comunicación eficaz, cada vez más valoradas por el mercado laboral.

Rigideces de la oferta educativa

Por último, señala que la oferta educativa presenta rigideces y desequilibrios territoriales, con centros concentrados en las capitales de provincia y pocas opciones de formación dual en zonas rurales, lo que limita las oportunidades de inserción de los jóvenes en el entorno periférico.

Aunque es menos visible, según el informe elaborado por GRI, también existe una brecha de coordinación institucional, que limita el diseño y la aplicación de políticas de formación eficaces. En Castilla y León confluyen competencias educativas, laborales y territoriales de distintos niveles de la administración -local, autonómica, estatal y europea-, lo que, en ocasiones, provoca duplicidades o lagunas en las acciones formativas.

Ausencia de estrategias territoriales

A esta fragmentación se suma la ausencia de estrategias territoriales integradas que articulen el desarrollo económico, la innovación educativa y las necesidades del tejido productivo. Además, los sistemas de evaluación y seguimiento resultan poco ágiles para ajustar la oferta a las demandas reales del empleo; mientras que la participación de empresas y agentes sociales en la gestión de programas sigue siendo insuficiente, especialmente en el ámbito rural.

“Ante esta situación, entendemos que la mejor respuesta a las brechas formativas, digitales e institucionales de Castilla y León pasa por anticipar las demandas del mercado laboral y dotar a los trabajadores de las competencias que marcarán en futuro”, concluye el citado estudio.

GRI, más de 20 años de experiencia

GRI es una consultora de recursos humanos con más de 20 años de experiencia en el sector, consolidada como referente a nivel nacional. Con sede central en Valladolid y más de 15 delegaciones distribuidas por toda España, ofrece una amplia cobertura y cercanía en cada proyecto. Su actividad se articula en tres grandes ámbitos: empleo, que incluye orientación, inserción, reestructuración y recolocación; programas de formación, para ocupados, desempleados y empresas; y consultoría, que engloba servicios de marketing y comunicación, selección de personal y la gestión y ejecución de proyectos europeos. La compañía cuenta con más de 130 consultores especializados en diferentes ámbitos de actuación y ha desarrollado una metodología de trabajo propia gracias a la que actualmente se erige como referente en planes de empleo y formación. A través de estos programas, GRI facilita el acceso a puestos de trabajo a los usuarios, así como su integración en programas de formación autonómicos y estatales.

Gracias a su extensa red de oficinas, los diferentes proyectos ejecutados por la entidad durante el último ejercicio han conseguido cifras que avalan su trayectoria y sistema de trabajo. En el área laboral, GRI ha trabajado con más de 4.300 usuarios en diferentes planes de empleo, para los que se han gestionado cerca de 9.200 ofertas y logrado más de un 43% de inserción con más de 1.900 contratos.

Por otra parte, en el ámbito de la formación, ha ofertado casi 80.000 horas a más de 20.000 alumnos inscritos en 1.300 cursos diferentes, adaptando tanto el personal y como los sistemas para poder impartir cerca del 60% de los mismos en formato online y/o aula virtual.

Más información en el número de octubre de la revista Castilla y León Económica

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