La tasa de emancipación juvenil bajó a un 13,8% en Castilla y León en el segundo semestre de 2024, en el marco de un “escenario complicado para construir un futuro” en la comunidad autónoma debido a la “barrera” del precio de la vivienda y un ámbito laboral “con luces y sombras“.
“La emancipación es una posibilidad remota para buena parte de la juventud de Castilla y León”, advierte Sandra Ámez, la presidenta del Consejo de la Juventud autonómico, en la presentación de los datos del Observatorio de Emancipación correspondientes al segundo semestre de 2024 y que engloba los datos de jóvenes de entre 16 y 29 años.
La tasa en Castilla y León se situó 1,4 puntos por debajo de la media nacional, que fue del 15,2%, y alrededor de 2 puntos inferior a la alcanzada en el segundo semestre de 2023. En este sentido, Ámez contextualizó el escenario “bastante complicado” que se presenta para “construir un futuro” en este territorio, donde se mantiene la “preocupante” pérdida de juventud, con solo un 13,1% de personas de este colectivo en la región.
Mientras el saldo con el extranjero fue positivo, con la suma de 7.697 personas jóvenes, la autonomía perdió juventud hacia otras comunidades autónomas con un saldo interautonómico negativo de menos 1.623 personas, con una “tendencia” de salida hacia otros territorios en busca de oportunidades laborales y estudios, lo que refleja el “problema estructural” de la falta de oportunidades.
En este contexto, se enmarca la tasa de emancipación del 13,8%, con diferencias por edad y género, pues fueron las mujeres las que se emanciparon en mayor medida que los hombres (17,1% frente al 10,7%, y el salto entre los tramos de edad, especialmente entre los 25 y 29 años, evidencia el “atraso en el paso a la vida autónoma”.
En concreto, la emancipación presentó un patrón claramente ascendente por edad: solo el 4,1% de las personas de 16 a 24 años residía fuera del hogar familiar, frente al 32,1% de la población de 25 a 29 años.
En relación con el régimen de tenencia de las viviendas, la forma más habitual de emanciparse entre la juventud castellana y leonesa fue el alquiler, con una mediana de precio de 680 euros mensuales, un 10,4% más respecto al año anterior.
Mientras, el salario mediano anual registró un incremento interanual del 13%, hasta los 13.344,19 euros. Sin embargo, también se observaron subidas en el precio del alquiler (10,9%) y la compraventa (4,1%) de la vivienda, lo que indica una falta de correspondencia entre ingresos y precios de mercado.
La vivienda se sitúa así como una “barrera” para la emancipación, pues este contexto supone que una persona joven asalariada destine de media el 61,2% de sus ingresos mensuales para alquilar una vivienda en solitario, proporción que ascendía al 82,7% en el grupo de edad de 16 a 24 años. Asimismo, acceder a una vivienda en propiedad exigía el equivalente a 8,3 años de salario neto anual de una persona joven.
Alquiler
La opción de alquiler de una habitación en piso compartido presentó costes más accesibles. Los precios medianos mensuales oscilaban entre 230 euros en Zamora capital y 315 euros en Valladolid, lo que suponía un esfuerzo económico de entre el 20,7% y el 28,3% de los ingresos de una persona joven. No obstante, este tipo de alojamiento también mostró una tendencia al alza, con ligeros incrementos generalizados en la mayoría de las provincias.
Por otro lado, el precio medio de una vivienda libre se situó en 111.000 euros en Castilla y León, de manera que para acceder a una propiedad con hipoteca se requiere 8,3 años de salario neto anual de una persona joven. “Sin apoyo familiar o una situación económica estable, acceder a un vivienda está fuera del alcance”, aseveró la presidenta del Consejo de la Juventud, para apuntar, asimismo, a la “distorsión” de los datos entre las diferentes provincias.
Respecto al ámbito laboral, señaló una situación con “luces y sombras”, ya que si bien la tasa de empleo fue de en torno al 39,7%, hay elementos que “dificultan una emancipación real y sostenida”. Así, advirtió que a la temporalidad de los empleos sigue afectando a una juventud que también está sobrecualificada, pues un 45,9% trabajaba en un puesto que está “por debajo de su nivel formativo”. La brecha de género también influye, pues las mujeres tienen menos contratos indefinidos, lo que supone soportar “más precariedad”, lo que tiene un “impacto directo en planificar un proyecto de vida”.
Por otro lado, Ámez hizo hincapié la pobreza juvenil, que afectó al 30,9% de la población de Castilla y León, especialmente a las mujeres, que percibían un salario anual 1.833 euros inferior al de los hombres. Además, tener un empleo no garantiza salir de esta situación de vulnerabilidad, puesto que el 21% de la juventud empleada en Castilla y León se encontraba en riesgo de pobreza.
Ante esta situación, Ámez y Francisco Javier Muñoz, secretario del Consejo de la Juventud de España, reclamaron medidas para abordar la emancipación como un “eje estructural” en las políticas públicas. Salarios competitivos, la ampliación del parque público de vivienda joven en alquiler asequible, recuperación de viviendas vacías o rebajar los precios son algunas de sus peticiones para que la emancipación deje de ser “un privilegio” que en la actualidad se alcanza ya cuando se deja de ser joven, pues la media está en los 30,4 años.
Por su parte, Enrique Cabero, presidente del CES de Castilla y León, abogó por actuar ante esta problemática, con inversión en la juventud para garantizar un aumento de la tasa de emancipación, lo que “beneficiará colectivamente a toda la sociedad”, pues supone el inicio de un proyecto de vida en la región.
“Es un asunto que tenemos que abordar de manera directa”, apostilló para recordar que las personas jóvenes han experimentado un “encadenamiento de crisis”, de la de 2008, a la de la pandemia, con consecuencias sociales que han repercutido en la emancipación.
Castilla y León Económica/ Europa Press