La pequeña localidad segoviana de Navares de las Cuevas, perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda y distante alrededor de 90 kilómetros de la capital, ha decidido obsequiar con un cochinillo a cada habitante que se empadrone en el municipio como fórmula para garantizar su supervivencia.
Con 24 vecinos censados, esta villa ocupa el segundo lugar por la cola en cuanto a padrón en la provincia segoviana. Gracias a 2 ó 3 jóvenes que equilibran la balanza, sus residentes, más de un centenar durante los fines de semana y períodos vacacionales, alcanzan una media de edad de 60 años.
El pueblo dispone de un bar que sirve de centro social y un albergue juvenil. El médico acude a él una vez por semana y periódicamente acuden en sus furgones el panadero, el frutero o el pescadero para proveer de alimentos. Para cualquier otro menester, los residentes deben acercarse a Bodeguillas o Sepúlveda, e incluso a Aranda de Duero, en Burgos.
En la última asamblea vecinal -Navares opera con el sistema de concejo abierto-, su alcalde, Vicente Robisco (PP), “angustiado” por la merma general del censo en el medio rural, propuso regalar un cochinillo para impulsar los empadronamientos.
Además, igual que se hace en consejos y reuniones administrativas, propuso pagar 15 euros de dieta a cada habitante que asistiera al concejo, que hace las veces de pleno del ayuntamiento, con la opción de que lo pudieran ahorrar o reservarlo para celebrar una comida vecinal.
400 vecinos en los años 60
En los años 60 Navares de las Cuevas llegó a tener 400 habitantes censados. Con la centralización de los servicios en las ciudades, sus vecinos fueron poco a poco alejándose del medio rural, hasta el punto de perderse el 94% del padrón, que tampoco se vio favorecido por la tasa de envejecimiento de la población.
Para atraer nuevos habitantes, el alcalde, propietario del albergue que funciona en Navares con éxito desde hace 16 años, esgrime algunas claves del futuro del pueblo, entre ellas su potencial turístico, la actividad ligada al medio ambiente o las ventajas de las nuevas tecnologías, que permiten trabajar desde casa. “Hay que echar mano de la imaginación. Sólo hace falta creer en algo y ponerlo en práctica”, exclama.
Europa Press