Matarromera celebra su 25 aniversario con récord de ventas

El grupo presidido por Carlos Moro consolida su expansión internacional
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Carlos Moro, presidente del Grupo Matarromera.

“De estos 25 años me quedo con esta tierra y con el paisaje que disfruto desde mi despacho. Con el río Duero como fuente de agua, de vino y de cultura. Me quedo con una tierra mejor de la que nos dejaron nuestros antecesores, preocupada por la naturaleza y la sostenibilidad”, resume Carlos Moro, presidente del Grupo Matarromera, que celebra sus Bodas de Plata en 2013 y que, a pesar de la efeméride, no rehuye los aspectos menos positivos de este periplo.

“Hay que valorar todo, también las cosas que no salen y de las que se aprende”, matiza. En la actualidad, la compañía cuenta con 151 trabajadores, un 60% más que en 2010, a pesar de la crisis, una cifra de negocio récord prevista de 20,6 millones de euros en 2013, de los que la mitad procede de los mercados exteriores y 4,2 millones de euros destinados a I+D+i.

Expansión internacional

El pasado año y en mitad de la tormenta perfecta de la crisis, Matarromera amplió al máximo todas sus bodegas. 2012 también fue un ejercicio clave en su expansión internacional, con la apertura de su filial en EE UU, su delegación en China, la puesta en marcha de Esdor México y Esdor Benelux, y su desembarco en Filipinas a través de una alianza con un socio local.

Tras un importante bagaje profesional, en el que asumió y desarrolló proyectos de envergadura, llegó el año 1988. “La viticultura empezaba a despegar y le propuse a mi padre construir una moderna bodega en nuestra tierra para situarla en la primera línea del sector. El 25 de octubre de 1988 constituimos la sociedad y la marca. Empecé a preparar el proyecto de ingeniería y después el empresarial y financiero. La fundé con mis propios medios y con ayuda de mis amigos y compañeros de mi etapa anterior, que por otra parte eran los principales expertos de España. Mi padre eligió el sitio, el más bonito y preciado, a media ladera, enfrente de la Pesquera del Duero y me lo entregó. Allí construimos la bodega, que finalizamos en junio de 1994”, recuerda el empresario.

El mejor vino del mundo

El nombre de Matarromera procede de la planta del romero y es la denominación originaria de un pago de un antiguo viñedo monacal. En ese mismo año se elaboró la primera vendimia en las instalaciones, que llegó con un pan bajo el brazo. Nada menos que la distinción de mejor vino del mundo a la primera añada, a la que se concedió la Gran Medalla de Oro. “Ningún vino español lo había conseguido en la década precedente, pero es que en el siguiente concurso obtuvimos doble Medalla de Oro”, rememora el presidente de Matarromera, quien añade que el objetivo “siempre ha sido intentar hacer el mejor vino del mundo”.

De su lado estuvieron la materia prima y las primeras añadas, ya que tanto la de 1994 como la de 1995 y 1996 obtuvieron la calificación de excelentes y se situaron entre las mejores de la década. De la primera vendimia elaboraron 114.000 litros, que repartieron en semicrianza, crianza, reserva y gran reserva. A partir de ahí, Matarromera siempre ha elaborado tintos de crianzas, reservas y grandes reservas.

Bodega Emina

“Se nos quedaban descolgados los semicrianzas y esa fue una de las razones por la que pusimos en marcha Bodega Emina en 1995”, apunta, si bien añade que la bodega alcanzó su velocidad de crucero en el año 2005. Tres años después surgió la oportunidad de recuperar viñedos propiedad de su familia en Cigales (Valladolid), una zona por la que Moro siente especial debilidad y de la que dice que sus tintos cuentan con una relación calidad-precio “imbatible”. Así se constituyó Valdelosfrailes, su bodega cigaleña, a la que siguió Rento, el proyecto más particular y exclusivo de Moro. Una histórica casa de labor del siglo XVI que la familia del bodeguero adquirió a los Jesuitas acoge la elaboración y crianza de apenas 15.000 botellas, sólo en las mejores añadas.

Restaurante La Espadaña y Destilerías del Duero

En 2004 la actividad empresarial dio un respiro a las bodegas, ya que el grupo adquirió el Restaurante La Espadaña y Destilerías del Duero, un complemento para su proyecto enoturístico.  

En 2007, Matarromera desembarcó en la Denominación de Origen Rueda con la construcción de Emina Medina, cuya primera añada vio la luz en ese mismo ejercicio; y sin solución de continuidad se les presentó la oportunidad de cerrar la operación de compra de Cyan, la primera bodega que se ubicó en Valdefinjas (Zamora) y de la que Moro asegura que es “la Valbuena de Toro”.

Vinos sin alcohol

La empresa mantenía así su ritmo de crecimiento, tanto desde la vertiente orgánica como desde la corporativa. En 2008, fruto de cuatro años de trabajo investigador del Departamento de I+D+i del grupo se construyó la planta de extracción de polifenoles; y en 2011 se edificó la planta de deconstrucción molecular para la elaboración de sus vinos sin alcohol. Sinalcohol es el nombre de la filial que dio lugar a Emina Sin y posteriormente a su gama 0,0.

Esdor Cosméticos

Dentro del capítulo de I+D+i también se enmarca Esdor Cosméticos, que dispone de un catálogo de productos de alta gama para hombre y mujer en el mercado desde 2010 basados en el eminol, “patentado por nosotros”. Recientemente han incorporado a ese portafolio una línea de spa, que se encuentra en los balnearios más prestigiosos.

Más información en el número de junio de la revista Castilla y León Económica.

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