No son pocas las ocasiones en las que en estas páginas hemos hablado de empresas castellanas y leonesas líderes nacionales, a veces europeos e incluso mundiales en sus sectores. El Pinar es un claro ejemplo, pues la compañía familiar segoviana, con casi medio siglo de historia, es el mayor vivero de plantas de frutos rojos de Europa y uno de los 3 más grandes del mundo. Ahí es nada. Para reforzar esa afirmación, sirvan sus apabullantes cifras: cerca de 90 millones de facturación, con un crecimiento anual sostenido en torno al 10-15%; con un equipo que alcanza hasta 4.000 trabajadores en plena campaña y una plantilla media que supera las 1.100 personas; 18 millones de kilos de fruta comercializados en el presente ejercicio; y casi 280 millones de plantas.
Mario Esteban, director general y segunda generación del negocio, recogió hace algo más de un lustro el testigo de su padre Javier, presidente y fundador de la empresa hace 45 años en Chañe (Segovia), que sigue desempeñando un papel relevante en la orientación y las decisiones estratégicas de la compañía. Mario destaca que la empresa desarrolla 2 líneas de actividad bien diferenciadas, con equipos especializados: la producción de plantas, por un lado, y de fruta, por otro.
Internacionalización
En el ámbito de las plantas, comenzaron en su localidad natal y, para ampliar la producción, se extendieron a Cantalejo y Abades, sin salir de la provincia de Segovia. De ahí dieron el salto a Ávila. Hoy, la empresa cuenta con 7 centros de producción repartidos por distintas localizaciones de las provincias de Segovia, Valladolid y Ávila, que conforman el núcleo de su actividad en España. La internacionalización se hizo esperar, ya que no fue hasta hace una década cuando El Pinar puso en marcha sus primeros centros de producción en Portugal; hace algo más de un lustro en Rumanía; y el pasado año se implantaron con producción propia de plantas en Egipto y Turquía. Además, la firma realiza ensayos agronómicos en Marruecos.
Para hacernos una idea de la evolución de esta área de la empresa, Mario rememora que cuando él se incorporó al negocio familiar hace 2 décadas, la producción de plantas se situaba en torno a los 30-35 millones anuales. Hoy se ha multiplicado por 9, con 500 hectáreas y 10 centros de producción, situando a El Pinar como el mayor vivero de plantas de frutos rojos de Europa y uno de los 3 principales del mundo. “Comercializamos nuestras plantas en todo el arco Mediterráneo y en varios países del centro y el norte de Europa”, detalla Mario.
Frutos rojos
Hace 25 años, Javier Esteban realizó en Chañe las primeras plantaciones de fresa, inspirándose en el modelo de producción que utilizaban sus clientes en Francia y Holanda. Adaptó esa tecnología y la implantó en Segovia, convirtiéndose en el primer productor de Castilla y León en cultivar fresa en verano. Hoy produce en nuestra región, además de fresa, frambuesa, mora, arándano y grosella, entre los meses de mayo y noviembre, en distintas localizaciones de la provincia de Segovia, como Chañe, Coca y Nava de la Asunción. Completan el ciclo con producción comercial de frambuesa y arándano en Portugal, donde también se cultiva fresa en momentos concretos de la temporada.
“Somos el principal productor de frutos rojos en verano y nuestro objetivo ahora es aumentar el volumen en invierno y primavera”, explica Mario, en referencia al propósito de la compañía de consolidar y ampliar su presencia productiva en Huelva, con fresa y arándano como cultivos principales. Además, a comienzos del pasado año El Pinar adquirió una participación mayoritaria en una compañía en Grecia para reforzar su estrategia de abastecimiento invernal, envasando fruta local destinada a los mercados del norte de Europa.
El principal mercado de fruta para El Pinar es España, que concentra alrededor del 80% de las ventas, con la fresa de verano como producto más destacado. Para alcanzar los 18 millones de kilos de fruta previstos para 2025, la compañía cuenta con unas 450 hectáreas propias en España y Portugal, además de otras 400 hectáreas cultivadas por agricultores con los que mantiene acuerdos de colaboración en diferentes regiones productoras. La mayor parte de la fruta la comercializan bajo su marca propia muMU Berries. “Confiamos plenamente en la calidad de lo que hacemos y queremos que nuestra marca sea el reflejo de ese compromiso”, subraya el director general de la empresa familiar segoviana.
En los últimos años, El Pinar ha desarrollado una estrategia orientada a consolidar su crecimiento y reforzar su estructura organizativa, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad y la profesionalización del grupo a largo plazo. La compañía trabaja en aumentar su producción de fruta en las distintas estaciones del año y en fortalecer su presencia en zonas clave de cultivo. En paralelo, continúa ampliando su red internacional de centros de producción de plantas, explorando nuevas localizaciones como Egipto o Turquía, con el fin de atender de forma más cercana y eficiente a los mercados en crecimiento
Área de Personas
Decir que lo más importante en una empresa son las personas puede sonar a afirmación manida, pero cuando una compañía constata que su área más relevante es la de Personas, la cosa cambia. No es algo que puedan decir muchos negocios. El Pinar cuenta con un equipo dedicado íntegramente al cuidado de las personas, en el sentido más amplio. Y eso es literal. No sólo los reclutan por todo el mundo para traerlos a trabajar a Castilla y León -la empresa contrata en origen y cuenta con trabajadores de 16 nacionalidades-, sino que los acompañan en todo: gestionan para ellos citas médicas y trámites bancarios, les proporcionan alojamiento durante su estancia y visitan regularmente sus domicilios para conocer posibles necesidades o problemas. También disponen de autobuses para facilitar el transporte diario al trabajo y, en su tiempo libre, a los supermercados de las poblaciones cercanas.
Mario Esteban lo explica: “hay que empatizar con personas que están a miles de kilómetros de sus casas, con una cultura y costumbres muy diferentes a las nuestras. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para hacerles sentir bien. Tenemos que cuidarlos porque son esenciales para nuestro trabajo. Lo más importante para nosotros son las personas que cogen fruta en el campo y las que trabajan en los almacenes, y lo que marca la diferencia son las condiciones de vida. Cuando estás trabajando a 3.000 kilómetros de tu casa, no sólo miras el sueldo”.
Esta filosofía de la compañía no es nueva. Ya hace muchos años, Margarita, la mujer de Javier, acompañaba a las temporeras por las tardes para mantenerlas entretenidas enseñándoles recetas de cocina de aquí. Algo -o mucho- estarán haciendo bien cuando la tasa de trabajadores que repiten y vuelven a Castilla y León campaña tras campaña a El Pinar desde diferentes lugares del mundo ronda el 80%. El país de procedencia de la mayor parte de los trabajadores foráneos es Rumanía, que concentra casi la mitad del total, seguida de Marruecos. Mario detalla que Senegal está creciendo mucho; y en 2024 se realizaron los primeros contratos en origen en Sudamérica. Primero en Colombia, después en Nicaragua y recientemente en otros países de Hispanoamérica.
Innovación y sostenibilidad
Junto al Área de Personas, hay otro ámbito clave en El Pinar: el de I+D+i, que desarrolla y selecciona variedades que abastecen a las 2 unidades de negocio de la compañía. Su trabajo ha permitido que El Pinar comercialice variedades exclusivas, seleccionadas en el seno de la empresa aplicando las técnicas de producción más innovadoras, según explica el director general de la firma. “Buscamos lo que el mercado demanda, no sólo en el aspecto o el color, sino también en el sabor y las características organolépticas de la fruta. La mejora varietal es el corazón de nuestra actividad. Fuimos uno de los principales precursores del cambio varietal en el arco mediterráneo y hoy seguimos impulsando el desarrollo de nuevas variedades como eje fundamental de nuestro trabajo”, sostiene.
Otro factor importante es su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. “Hemos desarrollado sistemas de cultivo libres de residuos, utilizando productos respetuosos con la salud y el medio ambiente. Todos nuestros cultivos de fruta son hidropónicos, un sistema que nos permite reutilizar el agua, proteger el suelo al mismo tiempo que mejora la calidad de nuestras frutas y el bienestar de los trabajadores, facilitando posturas ergonómicas en su labor. Nuestra producción es integrada y refleja un compromiso constante con la sostenibilidad en todas las fases del cultivo. Gran parte de nuestro esfuerzo inversor se ha centrado en reformular nuestros sistemas de cultivo para hacer un uso más eficiente del agua y optimizar el control de nutrientes y tratamientos, lo que se traduce en frutas y plantas de mayor calidad”, describe el director general de El Pinar.
Javier Esteban inició su actividad como productor hortícola en la comarca del Carracillo. De aquel origen surgió una forma de entender la agricultura basada en el trabajo, la innovación y el compromiso con la tierra. Hoy, junto a sus hijos Mario y Jimmy, continúa inspirando el crecimiento de una empresa familiar que ha hecho de los frutos rojos y las plantas su razón de ser.
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