“Queremos ser partners de nuestros clientes y conseguir, con nuestro trabajo, que vendan más. Para ello utilizamos el embalaje como forma de marketing, gracias a nuestra fuerte apuesta por el diseño. La innovación forma parte de nuestro ADN y esto constituye nuestro principal hecho diferenciador”. Así resume Ángel Gómez, general manager de Smurfit Westrock en Burgos, empresa dedicada a la fabricación de embalaje sostenible, el leimotiv de la planta de la multinacional asentada en la capital del Arlanzón.
Hace unos años coexistieron en Burgos dos fábricas de Smurfit, hasta que se tomó la decisión de reubicar todo el negocio en una sola factoría, lo que ha permitido un crecimiento “espectacular” que le ha llevado a duplicar la cifra de ventas desde 2010 hasta alcanzar los 76 millones de euros, con una producción de 135 millones de metros cuadrados. Gómez detalla que la concentración de toda la actividad en una sola planta ha permitido incrementar la competitividad con la instalación de nuevas máquinas y reducir los costes. Tras distintas ampliaciones, la actual fábrica cuenta con 33.000 metros cuadrados cubiertos y el objetivo de su plan estratégico es alcanzar la máxima producción -unos 180 millones de metros cuadrados- en 2030.
Sector agroalimentario
El 87% de la producción de Smurfit Westrock en Burgos se destina al sector agroalimentario y el resto a otros como automoción, perfumería y farmacéutico. Además, el 55% de las ventas se concentra en Castilla y León, con Burgos como protagonista absoluto, dato relevante si se tiene en cuenta que desde esta planta sólo se abastece a las provincias de Burgos, Palencia, Valladolid y Soria, además de Aragón, Cantabria, La Rioja, Navarra y País Vasco.
Una de las principales particularidades de la fábrica burgalesa es la impresión digital en sus envases. “No es algo habitual y fuimos pioneros en España y Europa en implantar este sistema de impresión”, asevera el general manager de Smurfit Westrock en Burgos. En 2024 se aprobó una inversión de cuatro millones de euros para la instalación de una nueva máquina que duplicará la producción de un tipo específico de cajas a partir de enero de 2026, fecha en que se prevé que entre en funcionamiento.
Fusiones
Smurfit es una multinacional irlandesa de origen familiar con casi 90 años de historia. Fundada en 1938 por el abuelo del actual CEO, su trayectoria ha estado ligada a un proceso de expansión y distintas operaciones de fusión que han marcado su historia. Así, en 1998 desembarcó en EE UU con la compra de fábricas, pero cuatro años después procedió a realizar la desinversión en este país. En 2005 se fusionó con Kappa, dando lugar a Smurfit Kappa, convirtiéndose en líder europeo de embalaje, una hegemonía que mantiene desde entonces. Y en 2024 llegó la fusión con Westrock, firma estadounidense que era número dos en fabricación de papel de fibra virgen, con plantas por todo el mundo, como EE UU, México, Brasil, China, Australia o India. Con esta operación, la compañía se aúpa al liderato en fabricación de papel y de embalaje de cartón.
La vinculación de Smurfit con Burgos se remonta varias décadas atrás. En 1967 se constituyó Cartonajes Burgaleses con el desarrollo del polo industrial burgalés, que fue adquirida por una empresa estadounidense en 1971, hasta que en 1986 Smurfit compró la compañía.
“En la actualidad, nuestros clientes, sobre todo los de mayor tamaño, piensan en cómo reducir sus emisiones de CO2. Nuestra empresa aporta estudios de ahorro para disminuir esa cifra con nuestros embalajes. Pero no nos detenemos ahí. En 2024 se realizó en Burgos una inversión de ampliación de la depuradora para instalar un sistema de recuperación de aguas, lo que nos ha permitido reducir nada menos que al 4% el consumo que teníamos con anterioridad”, explica Gómez. En 2023 se implantó el Proyecto Residuos Cero, con medidas de reciclaje y reutilización de materiales para alcanzar el objetivo que da nombre al proyecto en 2030. Por otra parte, con la nueva caldera se ha reducido en un 32% el consumo energético, que equivale a 1.000 toneladas menos de CO2 al año.
RSC
“Nuestro compromiso es devolver a la sociedad burgalesa lo que nos aporta”, enfatiza Gómez. Aunque es raro el mes en el que la compañía no dona productos a distintas organizaciones atendiendo a sus solicitudes, el buque insignia de la política de RSC de Smurfit Westrock en Burgos es su carrera solidaria, que de forma bienal organiza con un recorrido por las principales calles del casco histórico de la capital burgalesa en distintas modalidades (cinco y diez kilómetros y caminata de 1,5 kilómetros), con más de 2.500 inscritos en la edición de 2024 y más de 100.000 euros recaudados en las 6 ediciones celebradas, que se destinan íntegramente a la lucha contra el cáncer. Una de las iniciativas de las que más orgulloso se siente Gómez en este ámbito es el impulso de la multinacional a todo lo referente con la integración, ya sea por capacidades diferentes, sexo, raza o religión, que, en el caso de Burgos, se ha traducido en un proyecto con Cruz Roja que ha permitido la incorporación de 3 mujeres con dificultades de acceso al mercado laboral. La compañía, a nivel mundial, ha destinado 25 millones de euros a iniciativas de RSC en el último trienio.
Smurfit Westrock posee 13 plantas en España, Portugal y Marruecos (estos 2 países forman parte de la división a la que pertenecen las fábricas españolas), con unas ventas de 729 millones en 2024. A nivel mundial son casi 600 fábricas entre embalaje y papel las que conforman la corporación, con unas ventas de 31.000 millones de euros y 100.000 empleados.
Más información en el número de noviembre de la revista Castilla y León Económica