Primero fue la recuperación de garnachas viejas en Gredos, y en su búsqueda de viñedos y pueblos olvidados ahora llegan al valle del Jamuz, en León, donde Montse Alonso y su equipo vuelven a elaborar Lo Imposible, un proyecto que da nombre a sus vinos cuya filosofía es “entender la viticultura como una forma de preservar la riqueza de nuestro país, conservando viñedos singulares que otros consideran imposibles de mantener en un mercado donde la estandarización parece haberse convertido en norma. Es un compromiso con las raíces y las historias de terroirs únicos y olvidados”, explica esta experta en el sector con más de 25 años de trayectoria en el mundo del vino.
“A Lo Imposible le gustan los retos, contar historias y mantener viva la memoria con su apuesta por esos viñedos resilientes que han conseguido sobrevivir en zonas menos conocidas que otras de nuestra geografía, pero donde la tradición y la viticultura han formado parte indisoluble de su pasado”, continúa.
Viejas viñas rastreras
Así, tras Lo Imposible de Gredos 2021, el primer vino de este proyecto tan especial que representa un homenaje “a la fuerza y la sutileza de esta región montañosa”, Alonso descubrió las “preciosas” viejas viñas rastreras del Jamuz y lo tuvo claro: había que hacer perdurar su tradición ayudando a sus “sabias” cepas plantas en vaso y ahora alumbra Lo Imposible del Jamuz 2022, elaborado con el fruto de viejas cepas de mencía y garnacha casi centenarias situadas a los pies del monte Teleno, en el noroeste leonés. Siguiendo las tradiciones de elaboración de la zona, fermenta en tina de roble francés espontáneamente, con parte del racimo entero, y permanece doce meses en barricas de 500 litros de roble francés y austríaco, para terminar de redondearse 3 meses en hormigón.
Lo Imposible nace “de una necesidad real. De una conciencia que nos golpeó mientras recorríamos viñedos únicos, pequeñas parcelas escondidas en rincones olvidados, historias de agricultores que, pese a tener auténticas joyas enológicas, estaban al borde del abandono. Porque el relevo generacional no llega, el cambio climático aprieta y los costes asfixian. Y con ellos, se pierden tesoros que deberían ser eternos. Por eso decidimos actuar. Lo Imposible es una línea de vinos que no solo busca la excelencia, sino también proteger, visibilizar y apoyar proyectos vitivinícolas en riesgo. Nos aliamos con agricultores, bodegas pequeñas y viñedos extraordinarios que necesitan una nueva oportunidad”, enfatiza esta emprendedora.
Inversores
Además, el proyecto cuenta con el Club Lo Imposible, un espacio exclusivo para amantes del vino que buscan “experiencias únicas, ediciones limitadas y una conexión directa con el alma de cada proyecto vitivinícola”. Junto a Montse Alonso están en este iniciativa un grupo de amigos inversores que integran Grape Estate, la empresa que respalda el proyecto.
Más información en el número de diciembre de la revista Castilla y León Económica