Milagros Marcos, consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta, ha presentado este martes en Madrid a los directores generales de Servicios Sociales de las distintas comunidades autónomas, empresarios y profesionales del sector, el modelo de atención profesional a personas mayores En mi casa, que impulsa la Junta de Castilla y León como una oportunidad de generación de empleo y crecimiento económico.
La próxima semana, representantes de 14 países visitarán Castilla y León para conocer esta iniciativa, pionera en España, y que ya desarrollan con éxito 9 residencias públicas y privada de nuestra región y al que se sumarán 30 centros más en 2013. Se basa en un modelo de centros multiservicios, abierto a las personas mayores de la zona, y de unidades de convivencia para los residentes.
Centros multiservicios
Por un lado, las residencias se convierten en centros multiservicios, que abren su oferta de servicios profesionales a las personas mayores que viven en la zona, con el objetivo de que puedan permanecer en sus domicilios el mayor tiempo posible. Así, les ofrecen el servicio de promoción de la autonomía personal, asistente personal, ayuda a domicilio, atención a necesidades urgentes, unidades de convalecencia sociosanitaria e incluso la posibilidad de acudir al centro a tomar un café o a comer, dormir un fin de semana o una semana, permanecer durante el día o sólo por la noche, o llevar su ropa a la lavandería del centro. Y siempre de forma flexible y ajustada a las necesidades de los usuarios.
Abrir las residencias al entorno, tal y como ha explicado Marcos, mejora la atención a las personas de la zona, ayuda a asentar población en el entorno rural, favorece el empleo, rentabiliza los servicios e instalaciones de los centros, facilita su viabilidad económica y, además, mejora la transición de las personas de su hogar a la residencia cuando sea necesario.
Como en su casa
Y, por otro lado, cuando los residentes deben permanecer las 24 horas del día en el centro ofertan la posibilidad de vivir en unidades de convivencia estructuradas para aproximadamente 12 personas, con la idea de que sientan la residencia como su hogar. Disponen de habitaciones individuales con baño privado, y comparten entre ellos cocina, comedor, sala de estar y rincón de lavado. Todo en un ambiente cálido, donde se huye de elementos institucionales, como uniformes, y donde los residentes pueden decorar y personalizar su habitación con sus elementos preferidos.
Pero no se trata sólo de un cambio arquitectónico o ambiental, sino también organizativo. Los profesionales adoptan, además, nuevos roles. No en vano, cada residente cuenta con un coordinador personal de referencia, que le presta atención directa y estable, y hace un seguimiento individualizado de sus rutinas y cuidados. La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León, quien ha remarcado que todo ello se hace “sin un incremento de costes significativo”.
Oportunidad
Además, según explica la consejera, supone una “oportunidad para el sector”, máxime si se tiene en cuenta el alto grado de envejecimiento o sobreenvejecimiento de la población y el incremento de la esperanza de vida. Es previsible, por tanto, que en el año 2040 se haya reducido a la mitad el número de potenciales cuidadores familiares.
Este nuevo modelo, en opinión de Milagros Marcos, favorece la sostenibilidad de las residencias, especialmente en el medio rural, y en un momento en el que la crisis económica y el abuso en la concesión de la prestación para cuidados familiares (menor en Castilla y León que en la media de España), ha ocasionado que el 22 % de las plazas residenciales privadas de la comunidad autónoma estén vacías. A eso ha contribuido también el hecho de que Castilla y León disponga de más de 43.800 plazas residenciales y una ratio de 7,49 plazas por cada 100 mayores de 65 años, frente al 4,75 % de la media de España -2,5 puntos por encima de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud-.
Garantizar la viabilidad económica y actual y futura del sistema, y la supervivencia de la red de Servicios Sociales, pero también evitar la pérdida de puestos de trabajo en un sector que emplea en Castilla y León a 35.000 profesionales, son algunos de los objetivos que se ha marcado la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León.
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