Un grupo de empresarios ha conseguido perpetuar el recuerdo y minimizar el proceso traumático que provoca la muerte al constituir Cenizia, una compañía con sede en Valladolid que elabora imágenes memorables a partir de las cenizas de los seres queridos.
Es un servicio singular y pionero dentro del ámbito funerario al ofrecer un trabajo artístico totalmente artesanal para realizar los retratos de los difuntos en el que no se utilizan elementos adicionales, pero sí se emplea un tratamiento “respetuoso y personal que quiere servir para aliviar el dolor de las personas. Cuando se consume la última llama y damos por apagado el fuego, nos embarga la tristeza y nos quedamos con una sensación gélida. Pero si removemos entre las cenizas, pronto encontramos alguna brasa que mantiene el calor. Ésta es la similitud con la vida y con la ilusión que nos hace ser diferentes y que mueve al equipo de Cenizia. Cuando una persona fallece y se reduce a ceniza, deseamos por todos los medios que el calor que irradia la urna no nos abandone jamás porque sentimos que ese ardor es su llama, su alma, su energía”, explican Daniel Yordanov y Jesús San José, responsables de la compañía.
Los familiares de 1 de cada 4 personas fallecidas en España eligen ya la incineración como despedida. Con esta propuesta no se pierde el vínculo emocional, como sí suele ocurrir con una urna, y el recuerdo del ser querido puede permanecer durante varias generaciones. “La conservación de estas imágenes, al ir selladas por un marco, puede alcanzar varios siglos”, señalan los empresarios.
Proceso
El proceso se inicia tras la cremación, cuando los restos se introducen en un cofre de madera habilitado para incorporar los 250 gramos de ceniza necesarios para elaborar la estampa. “Tras ser precintado, y siempre adjuntando una copia del documento de incineración, un mensajero recoge el paquete en el domicilio y lo lleva a nuestras instalaciones, donde convertimos las cenizas en arte en un tiempo estimado de entre 6 y 10 semanas”, puntualizan. El trato es tan exquisito, que una vez se reciben, se graba la apertura del contenedor e incluso se puede seguir por videoconferencia. El precio por trabajo oscila entre los 290 y los 1.800 euros en función de la imagen, del tamaño o del número de personas que aparecen en el retrato. Su mercado principal es España, no obstante la compañía planea trabajar en México, donde ya ha iniciado los primeros contactos, Colombia y EE UU.
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