Es sabido que una de las debilidades del sector agroalimentario es la atomización y reducido tamaño de buena parte de los operadores presentes en el mercado, lo que en ocasiones resulta determinante para abordar con menor éxito del esperado proyectos vinculados a ámbitos como la internacionalización y la I+D+i. Con esta premisa, el Grupo Hermi, empresa familiar vallisoletana dedicada al sacrificio y comercialización de carne de conejo, que cerró el año 2014 con unas ventas por encima de los 71 millones de euros, dio un paso al frente hace varios ejercicios para acometer un ambicioso proceso de concentración, “que nos permitiera ganar el tamaño suficiente para afrontar esos proyectos y otros que, además, influirían sin duda en la sostenibilidad de nuestra empresa”, explica Santiago Miguel, director general de la cárnica.
Producción
El trabajo no ha tardado en dar frutos. En la actualidad, el Grupo Hermi es el primer operador de carne de conejo de la Península Ibérica y el segundo de la UE, con una cuota de mercado del 25% en España. La empresa, con una plantilla cercana a los 200 profesionales, cuenta con cinco centros de transformación en Valladolid, Coruña, Bilbao, Albacete y Portugal; mientras que en Torrijos (Toledo) posee un centro logístico y sala de despiece. “Esta infraestructura nos permite producir más de 16.000 toneladas de carne al año con unos costes ajustados, dado que nuestras plantas se localizan próximas a las zonas de producción, lo que facilita reducir costes de aprovisionamiento, al tiempo que podemos tener una capacidad elevada de producción para atender cualquier tipo de demanda en un corto espacio de tiempo, con un producto fresco y de máxima calidad y seguridad alimentarias”, señala Miguel.
Gestión medioambiental
Una ventaja adicional a esa estrategia es la reducción “significativa” de emisiones de CO2 a la atmósfera que supondría el transporte necesario para producir la misma cantidad en una sola planta, con clientes repartidos por toda la Península Ibérica. “De hecho, uno de nuestros objetivos a corto plazo es certificar la huella de carbono a todos nuestros centros, un sello con el que ya contamos en nuestras instalaciones en Bilbao”, precisa el empresario, quien apunta además que Hermi es la “única empresa del sector que tiene certificada todas las plantas en IFS con nivel superior desde hace varios ejercicios”.
Más información en el número de septiembre de la revista Castilla y León Económica.