Quien más, quien menos, todos tenemos un sitio preferido, un lugar al que volver y desconectar, donde se disfruta cada segundo. El del empresario leonés Javier Álvarez Oblanca son los Picos de Europa. “Soy un enamorado de la naturaleza y de la montaña, especialmente de Picos de Europa, donde tengo una casa y durante muchos años me he escapado los fines de semana para evadirme y desconectar de la frenética actividad y la locura del mundo empresarial. Ha sido mi auténtica válvula de escape. Sin duda, esta afición ha sido y es muy gratificante y me ha ayudado también a gestionar mejor la presión de estar al frente de un negocio durante varias décadas”, sostiene el presidente del Grupo Oblanca.
Más de medio siglo de actividad
Aunque no tenía previsto incorporarse al negocio familiar nada más finalizar sus estudios de Económicas en la Universidad de Oviedo, las circunstancias empujaron a Javier a la empresa que su padre, Marcelo, había fundado con tres de sus tíos unos años antes. Grupo Oblanca cuenta con más de medio siglo de actividad, y Javier cumple 38 años en la compañía, de los que 30 los ha desempeñado como presidente, cargo al que accedió tras pasar por diferentes departamentos de la empresa.
Es precisamente su progenitor, al que recuerda como un “empresario nato, que sin estudios ni formación consiguió levantar de cero y poner en marcha un negocio”, su referente en el mundo de la gestión empresarial. “Yo soy un profesional formado en la universidad, pero aquellos hombres de negocios que levantaron empresas sin ninguna formación, sí son ejemplos. Al margen de mi padre, ha habido más gente, como colaboradores y clientes, en los que me he fijado en su forma de hacer. Siempre he pensado que cualquier persona de nuestro entorno puede enseñarnos algo. Por ello, he tratado de buscar qué podía aprender para posteriormente aplicarlo a mi empresa”, subraya.
Momentos duros
Javier rememora uno de los momentos más duros de su trayectoria empresarial, que entronca con la faceta personal: el fallecimiento prematuro de su padre cuando él contaba con poco más de 30 años y ambos compartían tareas en la gestión de la empresa. “Además del golpe personal de la pérdida, yo no estaba preparado para dar el salto a la dirección de la compañía, pero mi familia y el equipo estuvieron a la altura de las circunstancias y entre todos lo sacamos adelante”, recuerda.
Otro momento complicado más reciente que le tocó vivir fue el incendio de su planta de incubación que, a finales de 2016, arrasó por completo la instalación. “Fue un duro golpe en la línea de flotación de nuestro proceso productivo, puesto que esa planta se erigía como punto central de nuestra cadena de valor avícola, pero también supimos sobreponernos”, subraya el empresario.
Modelo de gestión
El modelo de gestión de Javier, como él mismo detalla, se basa en 2 pilares: la participación e importancia del equipo y la profesionalización de todas las áreas de la empresa; y la orientación al mercado y al cliente, enfocando la empresa a las necesidades de éste. Uno de los retos más importantes en los que está inmerso Javier con su equipo es la transición a la siguiente generación familiar. “Represento a la segunda generación del negocio y ya hay parte de la tercera incorporada a la empresa. No obstante, como digo, siempre primamos la profesionalización en la compañía”, sostiene.
A la pregunta de qué consejos daría a un emprendedor que inicia su andadura empresarial, responde: “con mucha humildad, porque dar consejos no es fácil, pero desde mi experiencia le diría que lo primero para desarrollar un proyecto empresarial es dedicarse a ello con todo. Los proyectos que salen de una burbuja, sin esfuerzo, no existen. Hay que estar preparado y tener muy claro qué quieres hacer y dónde quieres llegar. Analizarlo y desarrollarlo sobre el papel antes de llevarlo a efecto. Y, por supuesto, aunque eso en estos días parece no estar muy de moda, tener principios y valores, con los que hay que ser muy constante y saber transmitirlos e inculcarlos a todo tu equipo”.
Eliminar burocracia
Respecto a qué puede hacerse en Castilla y León para acelerar su crecimiento económico, el empresario leonés apunta algunas de las fortalezas de la región: su extensión geográfica, su mundo rural y su potencia agroganadera.
“Deberíamos fijarnos en esto y desarrollarlo más de lo que está, pero a nivel industrial, porque las economías crecen a partir de la industrialización. Y, por otra parte, considero necesario facilitar los trámites para la implantación y el desarrollo empresarial. No puede ser que sea un cúmulo de permisos, licencias y trámites, que en muchos casos dificultan e incluso agotan las ganas de emprender. Debemos mejorar mucho ahí porque hay una gran oportunidad y en la actualidad existen demasiadas trabas”, indica el presidente del Grupo Oblanca.
Consolidar Madrid
El Grupo Oblanca factura más de 70 millones de euros, con 550 empleos directos y una gama de productos integrada por más de 1.200 referencias de alimentación congeladas, refrigeradas y a temperatura ambiente. El principal mercado es el nacional, con importante presencia en Castilla y León, Asturias, Orense y Madrid, si bien la exportación supone alrededor de 4 millones de euros en su cifra de negocio.
Entre sus objetivos destaca consolidar su presencia en Madrid potenciando la filial que poseen en la capital de España. En la actualidad, el principal proyecto del Grupo Oblanca, en el que la compañía invertirá 12 millones de euros y generará 140 empleos en un horizonte de 3 años, es la construcción de una instalación para elaborar productos “de alto valor añadido para el consumidor, quien pide referencias cada vez más desarrolladas y preparadas, fáciles de consumir”, detalla Javier Álvarez Oblanca, presidente de la compañía.
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