La internacionalización ya no es una opción para el sector de la construcción en España, sino que se ha convertido en una estrategia imprescindible para las empresas, afirma con rotundidad Alejandro Llorente, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Constructoras de Obra Pública (Aerco) y que representa a la clase media del sector: “la única salida que tenemos es salir a los mercados exteriores para poder sobrevivir y hacerlo con excelencia, será la única alternativa para poder tener éxito”. Para este constructor vallisoletano, que preside una agrupación de ámbito estatal con una plantilla global de 80.000 personas y una facturación conjunta de 6.000 millones en los últimos cinco años, el objetivo de estas compañías debe ser cambiar el porcentaje del origen geográfico de sus ingresos, ya que si en la actualidad el 80% se concentra en España y sólo el 20% en el extranjero, la tendencia es que a medio plazo los mercados exteriores representen el 60%.
Los datos del fuerte descenso de la inversión pública en este área son apabullantes pues la dotación del Estado para infraestructuras registra cuatro años seguidos de caídas: -35,5% en 2011, -28% en 2012, -13,5% en 2013 y -7,2% en 2014. Y lo que es peor, como una parte de estas partidas son para proyectos plurianuales, al menos hasta el año 2016 no habrá un hipotético repunte, advierte Llorente: “nuestro horizonte a corto plazo, después de varios años de ajustes, sigue siendo incierto”. Por eso, la única alternativa viable es la internacionalización, en un proceso en el que las constructoras medianas, que es la tipología de las asociadas a Aerco, cuentan con serias dificultades, como la falta de una tesorería holgada, líneas de crédito restringidas y problemas para acometer las fuertes inversiones iniciales cuyo retorno es a medio plazo.
América Latina
En la actualidad, el principal mercado que están abordando este tipo de constructoras es América Latina, donde desarrollan proyectos propios y también obras para empresas españolas con presencia en esos Estados. “Lamentablemente, no participamos de los proyectos públicos conseguidos por las grandes constructoras españolas en el extranjero. Nuestro nicho es de menor rango presupuestario”, apunta.
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