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El soriano Felipe Romera, su estrategia para impulsar el Málaga TechPark

Bajo su dirección, el Parque Tecnológico de Málaga consigue atraer más de 650 empresas de 21 países, con una facturación global de 2.775 millones y casi 25.000 empleos
Felipe Romera, director de Málaga TechPark (PTA).
Felipe Romera, director de Málaga TechPark (PTA).

El soriano Felipe Romera ha conseguido un hito que parecía una quimera hace años: situar a Málaga como uno de los principales polos tecnológicos de Europa y atraer a multinacionales a una zona vinculada hasta hace poco con el turismo de sol y playa, el flamenco y los espetos de sardinas. Nacido en 1954, este ingeniero de Telecomunicación dirige desde 1990 Málaga TechPark (PTA), donde se ubican más de 650 empresas, de las que 70 son de 21 países diferentes, con una plantilla conjunta de casi 25.000 empleados y una facturación de 2.775 millones.

En esta tecnópolis de babel se localizan compañías como Accenture, Oracle, Ericsson, Dedalus, Keysight, Sogeti, Talan o Google. Romera, que desde 1998 es presidente de la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) y que ha desarrollado parte de carrera profesional en Intelsa (Ericsson), Secoinsa y Fujitsu España, ha conseguido pasar de 8 empresas en este recinto en 1992, el año de la Exposición Mundial de Sevilla, a superar las 650. Por eso, no es de extrañar que, entre otras distinciones, le fuera concedido el Premio Ciudad de Málaga 2022 a la Innovación y la Tecnología. En esta entrevista, explica su modelo de gestión para desarrollar el parque tecnológico malagueño y su vinculación con Castilla y León, sobre todo con su querida Soria.

PREGUNTA: La primera pregunta parece obvia, ¿cómo llegó un soriano a dirigir el Parque Tecnológico de Andalucía?

RESPUESTA: Fue una casualidad, por aquella época trabajaba en Málaga como director del laboratorio de Investigación y Desarrollo de Fujitsu España y el alcalde de Málaga me pidió que dirigiera el incipiente Parque Tecnológico que se estaba creando. Yo no quería porque no lo veía claro, pero al final, y con el apoyo de los japoneses, acepté. De esto hace 34 años.

P: Málaga se ha posicionado, tras Madrid y Barcelona, como el tercer polo de atracción de empresas tecnológicas más importantes de España. ¿Cómo lo han conseguido en una comunidad autónoma que no tenía precisamente una imagen de innovación?

R: Ése era el reto. Málaga, en 1990, vivía del turismo y la construcción fundamentalmente, también un poco de la agricultura, aunque había una incipiente industria alrededor de la electrónica. Han sido años muy difíciles con muchos fracasos y algún éxito. El reto era casi infinito. Las claves han estado relacionadas por tres factores. El primero ha consistido en mantener un equipo de gestión estable durante 34 años; la segunda y más importante ha sido la cooperación institucional, desde el alcalde de Málaga, la Junta de Andalucía y también los partidos políticos siempre han apoyado el proyecto; y el tercero, y no menos importante, es la suerte.

Replicar el modelo

P: ¿Cree que su éxito se puede replicar en otras capitales de provincia? Por ejemplo, Valladolid y León cuentan con sendos parques tecnológicos, pero con unas cifras mucho más modestas que el de Málaga.

R: Claro que sí.

P: ¿Y qué haría usted para relanzar los Parques Tecnológicos de nuestra comunidad autónoma?

R: Creo que lo que hemos hecho en Málaga no es excepcional. He visto cómo la Administración regional no les ha dado la autonomía suficiente para hacerlos progresar más. Deberían de crear sendas empresas que los gestionaran y darles una sostenibilidad económica y administrativa, un buen equipo de gestión independiente, pero que siga las directrices de las políticas públicas, y luego creerse todas las administraciones que son proyectos transformadores del territorio y que hay que esperar resultados nunca en el corto plazo.

P: ¿Qué les exigen las multinacionales a la hora de implantarse en Málaga: ayudas, suelo industrial, talento?

R: En estos momentos, 3 cosas. La primera que exista un ecosistema innovador, es decir, un lugar donde existan empresas innovadoras de valor. Muchas de las multinacionales que han venido al parque ha sido porque han comprado pequeñas empresas de alto valor tecnológico, como Google, Keysight Technologies, Ericsson, Dekra y Dedalus, entre otras. En segundo lugar, reclaman la existencia de personal formado en tecnologías digitales y en tercer lugar infraestructuras donde ubicarse.

La inversión total acometida en Málaga TechPark desde sus comienzos supera los 950 millones de euros, de los que el 80% procede de la iniciativa privada y el 20% restante de las administraciones públicas.

Ecosistema innovador y talento

P: ¿Y qué es lo que más valoran esas multinacionales a la hora de ubicarse en España?

R: Un ecosistema innovador y talento.

P: Algunas pymes tecnológicas ven como una amenaza la llegada de multinacionales porque consideran que se van a quedar con el mercado nacional y porque les van a captar el talento de sus plantillas. ¿Son una amenaza o por el contrario tienen un efecto tractor para el tejido empresarial?

R: Tienen parte de razón, pero en mi opinión es más importante la creación de empleo que generan y el posible efecto tractor que producen para la atracción de otras empresas y sobre el tejido innovador existente.

P: Siempre se ha dicho que por el clima y la calidad de vida, España podría ser la California de Europa. ¿Es Málaga un ejemplo de que esa frase no es una utopía?

R: Ahora sí, la pandemia de la Covid y el teletrabajo ha provocado una gran movilidad de trabajadores digitales del norte de Europa e incluso desde EE UU hacia zonas más cálidas, pero no siempre fue así. Cuando comencé a diseñar a principios de los 90 el parque tecnológico de Andalucía, me fijé lo que había pasado en los llamados cinturones solares (sunbelts) en USA en la década de los 80, donde decenas de miles de personas se trasladaron del este hacia el oeste de EE UU atraídos por el desarrollo tecnológico y por la calidad del Valle de Santa Clara (Silicon Valley) y pensé que sería una gran oportunidad para desarrollar el parque y fracasé estrepitosamente porque no pasó nada. Más tarde, mucho más tarde, sí se dio ese fenómeno de sunbelt. Hasta que no construimos un ecosistema innovador no se dio ese fenómeno y ahora el clima y la calidad de vida son un plus para que vengan las empresas.

Málaga, una ciudad de moda

P: ¿Tiene el Parque Tecnológico de Málaga una potente estrategia comercial para atraer empresas?

R: No, nos apoyamos en nuestras empresas para que hablen de nosotros y en LinkedIn, hemos conseguido que Málaga sea una ciudad de moda por la calidad de nuestras empresas y ahora todo es fácil. Pero al principio no fue así, pues recorríamos el mundo buscando empresas tecnológicas y tanto esfuerzo casi nunca se vio recompensado. Fracasamos.

P: Entre sus últimos proyectos está la puesta en marcha del Málaga TechPark Execs, ¿en qué consiste?

R: Es el club de empresarios del parque. Cuando en marzo de 2020 nos recluimos todos en casa por la pandemia se me ocurrió, entre las más de 600 empresas del parque, convocar a los 50 empresarios más relevantes del parque y de su entorno para recuperar una Asociación de Empresarios que había constituido en 1991 para relanzar el parque y que luego decayó. Lo hicimos por videoconferencia y se conectaron todos, incluida la Universidad de Málaga, y observé que tenían muchas ganas de cooperar entre sí y creamos numerosos grupos de trabajo, liderados por un empresario y desde el parque les ofrecíamos las labores de secretaría. Fue todo un éxito, habíamos conseguido no sólo tener grandes empresas, sino que cooperarán entre ellas, habíamos conseguido crear un ecosistema de innovación vertebrado. Configuramos grupos sobre talento, cooperación con la Universidad, cooperación con el ecosistema, desarrollo de proyectos en cooperación y alguno más.

P: ¿Y por qué crearon la Fundación Instituto Ricardo Valle de Innovación?

R: Fue una evolución del club de empresarios, uno de los grupos de trabajo que creamos fue para definir grandes proyectos innovadores en cooperación y necesitábamos un instrumento, así surgió el Instituto Ricardo Valle de Innovación (InnovaIRV) una fundación privada-pública de ámbito empresarial para desarrollar grandes proyectos innovadores, con mucha ambición, el reto es transformar el ecosistema de innovación español, que está muy debilitado.

P: El Parque Tecnológico de Andalucía tiene un espacio para el emprendimiento, ¿han surgido muchas start-ups?

R: Al comienzo del parque fracasamos en la atracción de grandes empresas, sin embargo funcionó muy bien la creación de start-ups, se creaban unas 100 empresas al año y se nos morían la mitad, pero de las que sobrevivían, 1 ó 2 se convertían en empresas gacelas que crecían y crecían. Había leído que un factor muy importante en el desarrollo del Silicon Valley fue la financiación de las start-ups a través de fondos de capital riesgo y esto las hizo crecer. Desafortunadamente, aquí no encontramos esos fondos y se tuvieron que financiar con los clientes y eso les hizo muy débiles. Eran muy tecnológicas y muy baratas y fueron muy interesantes para que las grandes multinacionales las compraran y así, como he explicado antes, se ubicaran aquí. Otras crecieron como Aertec, Premo, Hispasec y Airzone, entre otras. Y durante los primeros 15 años del parque, estas empresas gacela, entre 15 y 20, configuraron la identidad del parque. Luego las cosas empezaron a cambiar, además de las 6 incubadoras del parque aparecieron muchas más en la ciudad y el efecto de su implicación en el desarrollo del parque decayó. En los últimos 10 años ha habido 2 elementos que dieron gran impulso al parque, la Universidad de Málaga y unas 20 start-ups europeas que se han instalado en el recinto para crear aquí sus grupos de desarrollo.

Incubadoras y aceleradoras

P: ¿Y cómo las apoyan?

R: Fundamentalmente a través de incubadoras y aceleradoras, pero nos faltan los inversores para hacerlas crecer. Recientemente hemos aglutinado todas las incubadoras y aceleradoras de Málaga, unas dieciséis, en un club, denominado Málaga Startups Networks, para fortalecer todos los actores activos en la creación de start-ups para vertebrar este ecosistema.

P: Ciberseguridad, Inteligencia Artificial, Industria 4.0, etc, desde luego que el sector tecnológico está viviendo un momento apasionante. ¿Cree que se está aprovechando ese potencial para dinamizar la economía española?

R: Regular, con el desarrollo de esas nuevas tecnologías digitales es una excelente oportunidad para definir nuevos propósitos de país que permitan desarrollar nuevos proyectos en cooperación empresarial que puedan ayudar a impulsar el ecosistema de innovación español, y eso no se está haciendo.

P: ¿Tienen colaboraciones con otros parques tecnológicos de España?

R: Claro que sí, como presidente de la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) fomento estas relaciones entre parques que son una fuente de conocimiento. Todos los años nos hermanamos con un parque científico o tecnológico para intercambiarnos buenas prácticas en nuestro desarrollo. Conozco muy bien el Parque de Boecillo desde el principio y también los parques científicos y tecnológicos de León, Burgos y Salamanca.

P: ¿Y acuerdos internacionales?

R: Este aspecto es quizá una de nuestras fortalezas. Desde 1996, la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos y Áreas de Innovación (IASP) tiene su sede mundial en Málaga TechPark y yo soy consulting director del Board of Directors, desde el parque lideramos una subred de Blockchain de la IASP. Participamos en 10 proyectos europeos de cooperación internacional, recibimos todas las semanas un par de misiones internacionales que vienen a conocer nuestros modelos de desarrollo y ayudamos a la Secretaria General Iberoamericana a la creación de una red de parques en Latinoamérica, Portugal y Andorra, donde coordinamos y gestionamos unos cuarenta parques. Todo esto entre otras acciones.

Duplicar las plantillas

P: Por último, al final de su carrera profesional ¿cómo le gustaría dejar el Parque Tecnológico de Andalucía?

R: El modelo es muy claro. En primer lugar, queremos tener un parque que albergue a 50.000 trabajadores, ahora tenemos más de 25.000, por eso estamos desarrollando infraestructuras para que puedan ubicarse. En segundo lugar, queremos que sea un espacio virtual, liderado por el club de empresarios, Málaga TechPark Execs y por InnovaIRV, para ellos estamos determinando otros enclaves donde sus empresas las podamos asociar a Málaga TechPark, ahora tenemos un enclave en la Universidad de Málaga, otro en el Puerto de Málaga y otro en el centro de la ciudad de la mano de la Fundación Unicaja. De esta forma, la vertebración del ecosistema de innovación de Málaga serán las empresas innovadoras del propio parque y de sus enclaves. En eso estamos.

“Me siento profundamente soriano”

P: ¿Mantiene vínculos con su tierra soriana?

R: Voy a Soria varias veces al año y allí me encuentro con antiguos amigos. Me siento profundamente soriano, un soriano de la diáspora.

P: ¿Alguna vez le ha llamado algún responsable político de Castilla y León para que le explique el modelo de éxito de Málaga?

R: Hace un par de años, El Mundo de Castilla y León me concedió un reconocimiento como Personaje Único y fui a Valladolid. En mi discurso de agradecimiento, les mostré mi disposición a colaborar y les expuse nuestro modelo de desarrollo de la innovación.

P: ¿Qué imagen tiene del tejido empresarial de Castilla y León?

R: Castilla y León tiene un excelente tejido empresarial.

P: ¿Y de la actividad innovadora que se desarrolla en Castilla y León?

R: Creo que podía mejorar si pudieran cooperar más las empresas existentes y si creara, al estilo de Málaga, otro Instituto Ricardo Valle de Innovación y también si el Gobierno regional creara grandes proyectos que pudieran desarrollar sus empresas en cooperación. Les podría ayudar a desarrollar ese modelo.

Más información en el número de abril de Castilla y León Económica

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