Bodegas El Soto preserva su viñedo centenario y prefiloxérico

La cooperativa participa en la puesta en marcha de la Ruta de la Tierra del Vino de Zamora
Florentino Mangas Blanco, presidente de Bodegas El Soto.
Florentino Mangas Blanco, presidente de Bodegas El Soto.

“El tesoro de nuestra bodega es el viñedo”. Así de rotundos se expresan en Bodegas El Soto, la cooperativa zamorana que cuenta con cepas centenarias e incluso prefiloxéricas, plantadas en vaso sobre terrenos francos arenosos. La última campaña, la bodega acusó la sequía y también las heladas acaecidas en mayo, de tal modo que se redujo un 60% respecto a la de 2016, hasta los 300.000 kilos.

Una de las principales iniciativas en la que participa la cooperativa, en este caso junto a las administraciones públicas, sector hostelero y otras industrias agroalimentarias, es la puesta en marcha de la Ruta de la Tierra del Vino de Zamora, que favorecerá el turismo en la comarca, que de hecho se sitúa en la Ruta del Camino de Santiago por la Vía de la Plata. Parte de los viñedos de El Soto se encuentran en una antigua calzada romana.

Bodegas El Soto cuenta con 29 socios y 4 trabajadores. Su cifra de ventas en 2017 asciende a 445.000 euros y entre sus últimas inversiones se encuentra un programa informático de trazabilidad y gestión. Además, está previsto el proyecto y posterior instalación de depuradora de aguas residuales para mejorar el sistema actual; así como autómatas para el control de la fermentación.

Marcas

La cooperativa dispone de una nave de 1.000 metros cuadrados y elabora dos marcas bajo la Denominación de Origen Tierra del Vino de Zamora: una es Tres Nudos, un moscatel semidulce que es la última referencia que ha lanzado al mercado. Su nombre se debe a los nudos de la vestimenta de los monjes franciscanos “que se dice que fueron los que introdujeron el cultivo de la vid en la zona”.

La otra marca es Proclama, “por intentar anunciar y dar a conocer una zona pequeña y para muchos desconocida, apuntan los responsables de la cooperativa”, donde se encuadran un blanco malvasía, un tinto joven y un tinto roble selección de viñedos centenarios. La cooperativa trabaja en un crianza que esperan comercializar en 2018.

Otra marca -la más tradicional de la firma- es Cuévano, en homenaje a los recipientes que se utilizaban antiguamente para la vendimia y recolección de la uva, donde se incluyen los envasados bag in box, “con cada vez mayor aceptación en el mercado debido a su excelente relación calidad precio y la facilidad de conservación y manejo del envase”, apuntan en la cooperativa. El 95% de sus vinos se comercializa en España y el otro 5% se exporta.

Impulsar la zona

Bodegas El Soto se constituyó en 2001, cuando un grupo de viticultores de la zona, principalmente Villanueva de Campean y Cabañas de Sayago, se unieron para dar salida a la producción vinícola de la comarca, que hasta esa fecha  se gestionaba, bien vendiendo a terceros o bien a través de pequeñas bodegas particulares, con cada vez más obligaciones respecto a las administraciones. Además, buscaban con el proyecto impulsar la zona, fomentar puestos de trabajo y sacar mayor rendimiento a sus cultivos.

Castilla y León Económica

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