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Dominio del Pidio, vuelta al origen

El proyecto de los hermanos Aragón recupera bodegas subterráneas del siglo XVI
Los hermanos Roberto y Óscar Aragón
Los hermanos Roberto y Óscar Aragón, promotores de Dominio del Pidio.

“No somos sólo una bodega, sino una manera de entender la vida y amar el vino. Y todo ello comienza por honrar a la sabiduría de nuestros antepasados y respetar su legado. Descubrimos que la única forma de salvar los valores tradicionales es recuperar el pasado, volver a las raíces, a la tradición, en definitiva, apostar por el origen”. Así resumen Óscar y Roberto Aragón, artífices del proyecto, la esencia de Dominio del PidioLos hermanos Roberto y Óscar Aragón, promotores de Dominio del Pidio., con el que se han propuesto recuperar el patrimonio cultural de Quintana del Pidio, el municipio burgalés levantado sobre un laberinto de más de un centenar de bodegas subterráneas del siglo XVI que, cuando se pusieron manos a la obra en el año 2000, estaban a punto de desaparecer. En la actualidad han rehabilitado 5 bodegas y lagares subterráneos, y planean recuperar 2 más, que hoy conforman uno de los lugares de elaboración del vino más antiguos de España.

Viaje al pasado

“Para nosotros, no sólo se trata de recuperar el esplendor de antaño, sino que este viaje al pasado nos ofrece unas condiciones inmejorables para la elaboración de nuestros vinos: no hay luz, ni ruido y la temperatura y humedad son constantes, completando todo el proceso de producción de una forma completamente artesanal y sostenible”, enfatizan los hermanos Aragón.

“En realidad, no hemos hecho, ni inventado nada nuevo. Lo que nos distingue es apostar por recuperar lo que ya se venía haciendo: preservar y cuidar métodos que habían caído en el olvido. Nuestra filosofía lo resume todo: continuar en lugar de comenzar, desde el suelo que alimenta las vides, hasta los calados entre los que envejecen nuestros vinos”, detallan.

Años de investigación, la complejidad técnica de la obra y la maraña burocrática con los propietarios de las bodegas no han sido impedimento para que quienes ya capitanean el otro proyecto familiar, Cillar de Silos, elaboren en torno a 32.000 botellas de vino tinto, blanco y rosado bajo la marca Dominio del Pidio. Todos ellos son criados a 18 metros bajo tierra, fermentados en depósitos de cemento y envejecidos en barricas de roble francés.

Exportaciones

En la actualidad, exportan el 30% de la producción a los principales mercados, un porcentaje que quieren incrementar hasta el 40% con el desembarco en nuevos países, como México y Guatemala.

En Dominio del Pidio producen un “vino de municipio”, elaborado exclusivamente con uva de Quintana del Pidio. Como novedad, este año han puesto en marcha el servicio de Guarda de Dominio, que consiste en preservar en sus bodegas subterráneas, para conservar en las mejores condiciones, los vinos adquiridos por sus clientes.

Otro aspecto diferencial de este singular proyecto es su apuesta decidida por el albillo mayor, una variedad autóctona que durante mucho tiempo ha pasado desapercibida, casi olvidada, creciendo entre las cepas de tempranillo, la uva tinta reina en la zona. “Somos una de las primeras bodegas en recuperar las cepas de albillo mayor y apostar por su versatilidad: todos los vinos de Dominio del Pidio llevan un porcentaje de este tesoro dorado de la Ribera de Duero”, señalan los propietarios de Dominio del Pidio.

En el proceso de elaboración del vino, han recuperado la fermentación alcohólica en depósitos de hormigón, “que nos ofrecen la capacidad de mantener constante la temperatura durante la fermentación y ofrece vinos más amables y elegantes”.

Historia

Como explican sus fundadores, es imposible entender el origen de Dominio del Pidio sin conocer la historia del territorio donde nace. Desde hace 1.000 años, Quintana del Pidio ha sido una villa que ha suministrado vino a caballeros, abades y guerreros castellanos y sus lazos con el Monasterio de Silos han marcado el devenir del municipio.

Su momento de esplendor llegó en el siglo XII cuando el Rey Alfonso VIII de Castilla entregó a los monjes de Silos una quintana de la Ribera situada a 8 leguas del monasterio. Un lugar valioso por una única razón: sus viñedos. Desde ese momento, Quintana del Pidio se convirtió en la bodega del Monasterio.

La demanda de vino procedente de Quintana del Pidio no dejó de crecer y como consecuencia nació un barrio entero de familias que se dedican a la elaboración de vino en sus bodegas. Tras siglos de decadencia y abandono, hoy estos lagares subterráneos, que han sido testigos y pieza clave de la historia del vino, han vuelto a renacer gracias a Dominio del Pidio.

Más información en el número de julio de la revista Castilla y León Económica

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