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Luisa Alcalde: Langostas, merluzas y pescadillas

“¡Cuántas merluzas hay que comer para poder llevarse una pescadilla a casa!”. Éste era un dicho que se estilaba entre la canallesca periodística y que reflejaba los innumerables actos, cócteles, comidas y convites a los que un plumilla tenía que acudir a lo largo del mes para poder cobrar su menguado salario.

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