Jordyn, Carmen, Guillermo, Sergio, María y 25 personas más forman parte del proyecto experimental Empleo personalizado, que lidera en nuestra comunidad autónoma la entidad Plena inclusión Castilla y León. La iniciativa tiene carácter nacional y participan 44 entidades y 500 personas con discapacidad intelectual. Ellos, con el apoyo de Rebeca Domínguez y Marisa León, técnicas de orientación laboral, y Jesús Martínez-Sagarra, coordinador del proyecto Empleo Personalizado de la federación, tendrán en unos meses un trabajo a medida si se siguen todos los pasos de este proyecto importado de EE UU y desarrollado en España de la mano de Plena inclusión y el Instituto de Investigación en Psicología de los Recursos Humanos, del Desarrollo Organizacional y de la Calidad de Vida Laboral (Idocal) de la Universidad de Valencia. La iniciativa se enmarca en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España y los Fondos Next Generation y prevé generar empleo para las personas con discapacidad intelectual, que es uno de los grandes retos del sector.
Este proyecto, que es sinónimo de innovación social, está destinado a generar un empleo personalizado, inicialmente no demandado por el empresario, para personas con grandes dificultades de inserción laboral, como ocurre con las personas con discapacidad intelectual que además son mujeres, inmigrantes, jóvenes o con más necesidades de apoyo, entre otras características. En este proyecto son esenciales las personas que buscan un empleo, pero también su capital social, es decir, sus familias, su entorno o sus amistades. El trabajo en equipo es la clave del éxito para descubrir competencias, habilidades y deseos que permitan crear este empleo personalizado.
Inserción laboral
Los datos laborales de personas con discapacidad intelectual en España y en Castilla y León “son negativos, solo tiene trabajo una de cada cinco personas con discapacidad intelectual”, señalan en Plena inclusión. Y cuando se trata de personas con discapacidad intelectual que tienen más necesidades de apoyo, la inclusión en los mercados laborales abiertos es casi testimonial por lo que este proyecto va dirigido a cambiar estos datos.
“El proyecto rompe los esquemas tradicionales de inserción laboral. Por ejemplo, el empleo puede que no exista, sino que fruto de una fase previa de descubrimiento de la persona (su vocación, sus aptitudes, sus actitudes o capacidades) y de una búsqueda de empresas vinculada a sus perfiles profesionales y vocacionales, se cree un nuevo puesto de trabajo que será objeto de negociación y apoyo con el empresario”, destaca Martínez-Sagarra.
“Otra novedad es el equipo técnico que está con cada uno de ellos en su espacio vital. Descubriendo, para conocer a su familia, cómo se mueve por el barrio o qué gustos tiene. No es un orientador que está en su despacho recibiendo visitas o buscando ofertas de trabajo. Es una búsqueda de empleo muy personalizada”, añade el coordinador del proyecto.
La metodología de búsqueda de empleo también es diferente a los métodos tradicionales y en Empleo personalizado se basa en varias fases: descubrimiento, con la finalidad de encontrar el potencial de la persona en todos sus ámbitos; perfil vocacional; planificación, que persigue la identificación de las empresas en las que pueden encajar este perfil vocacional; negociación, con el fin de materializar el empleo con la empresa; y finalmente la fase de apoyo. Una vez que haya comenzado su trabajo, hay un seguimiento sobre las necesidades de cada persona.
Más información en el número de marzo de Castilla y León Económica