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Mi más profunda admiración

Por: Alberto Cagigas
Emprendedores.
El oficio de emprendedor sigue siendo una actividad de alto riesgo, no sólo por las lógicas exigencias del mercado, sino sobre todo por el hábitat creado artificialmente que dificulta el desarrollo de una empresa.

Mi más profunda admiración a los empresarios, nuevos en estas lides o ya veteranos infatigables, que crearon 2.708 sociedades mercantiles en 2021 en Castilla y León, un 21% más que en el anterior año, pese al escenario hostil en el que se desenvuelve la actividad empresarial por la persistencia de la pandemia, la inflación que drena la capacidad de consumo de los hogares, el alza de los costes energéticos y de las materias primas que comprime los márgenes comerciales, los problemas logísticos, la mayor presión fiscal (con una subida de impuestos en España de hasta 3.273 millones en 2022, de los que el 70% recaerá en las empresas), la incesante persecución inquisitorial de Hacienda a unos empresarios tratados como delincuentes (lo que impulsa la deslocalización fiscal de los domicilios sociales de nuestra región a otros territorios con una vigilancia más laxa por el mayor número de compañías), la maraña legislativa en un país con unas 12.000 nuevas normas aprobadas al año tanto a nivel estatal como autonómico y local o la obsesión de una parte de nuestros gobernantes por un igualitarismo radical que aspira a sojuzgar la iniciativa privada con el objetivo de tener súbditos sometidos en vez de ciudadanos económicamente independientes. Y aún así, se crearon esos miles de negocios en nuestra comunidad autónoma.

Inversión en nuevas empresas

Al margen de los datos macro, una cifra muy reveladora de las expectativas sobre la evolución económica de una zona es el volumen de inversión en nuevas empresas. Si nos fijamos en ese dato, hay motivos para el optimismo pues según los últimos informes en nuestra comunidad autónoma el capital invertido en 2021 en la constitución de sociedades mercantiles superó los 129 millones de euros, con un alza superior al 3% respecto al anterior ejercicio. Por contra, más de 1.100 negocios no sobrevivieron al complicado 2021, en el que la mortalidad empresarial se incrementó en más del 16% como reflejo de las vicisitudes sanitarias y económicas.


Lamentablemente, el oficio de emprendedor sigue siendo una actividad de alto riesgo, no sólo por las lógicas exigencias del mercado, sino sobre todo por el hábitat creado artificialmente que dificulta el desarrollo de una empresa, que, no se nos olvide, es la que genera riqueza, empleo y mantiene el Estado de Bienestar a través de sus impuestos.

Trabas burocráticas

En la última jornada organizada por Castilla y León Económica en 2021, tuvimos el testimonio de un emprendedor soriano socio de una compañía biotech. Según este joven, pese a diseñar en la universidad un sólido plan de negocio y desarrollar unas soluciones innovadores con un alto componente tecnológico, las dificultades empezaron “cuando intentamos constituir la empresa por las numerosas trabas burocráticas”. Para él, no es que se parta de cero a la hora de montar un negocio, sino de menos uno. Por eso, aconseja a los profesores universitarios generar en los estudiantes la ilusión necesaria para desarrollar sus propias compañías, pero sobre todo “enseñarles, de verdad, los riesgos, peligros y adversidades que tiene crear una empresa”. Bienvenidos a la jungla.

Por si alguno de esos potenciales emprendedores lee estas líneas, le apunto que según los expertos del Foro de Davos nos espera un 2022 marcado por la crisis de empleo (España sigue siendo el país de la UE con más paro al duplicar la media europea) y demográfica (en Castilla y León se mantiene la endémica hemorragia poblacional), un débil crecimiento económico, una deuda pública abultada que resta capacidad de maniobra al Estado y un mayor escepticismo sobre la eficacia de los fondos Next Generation EU. Por eso, termino mi artículo como empecé, mostrando mi más profunda admiración a las personas que han puesto en marcha 2.708 empresas en Castilla y León durante el pasado año.

A los que fracasen, al menos les quedará la satisfacción de haber intentado ganarse su propio sustento sin vagas excusas en una de las coyunturas más adversas de las últimas décadas. Y eso es algo que, en el futuro, podrán contar con orgullo a los suyos.

1 comentario

  1. A los políticos españoles se les llena la boca con la palabra “emprendedores”. Pero la realidad es otra muy distinta. Han creado una administración que, cuando alguien imagina o quiere poner en marcha una empresa, pone su punto de mira en estos emprendedores para que paguen y paguen. Así, cuando abren las puertas de su nueva empresa, están exhaustos en todos los sentidos. En otros países se ayuda a quien quiere poner en marcha un negocio con la idea que, si este funciona, ya podrá pagar impuestos en el futuro.

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