El impacto socioeconómico de la actividad de Iberdrola en 2018 se elevó a cerca de 570 millones de euros en Castilla y León, reforzando así su papel como uno de los principales motores de esta comunidad autónoma, en la que, durante el pasado ejercicio, realizó pagos por valor de 165 millones de euros a alrededor de 800 empresas castellanas y leonesas e invirtió 94 millones de euros.
El impacto fiscal de la actividad económica que la compañía ha llevado a cabo en la región ha superado los 236 millones de euros, mientras que los salarios y otras retribuciones han alcanzado los 71 millones de euros entre una plantilla de cerca de 1.000 profesionales.
Cerca de las personas
Ignacio Sánchez Galán, reelegido este viernes presidente de la compañía por una amplia mayoría de los accionistas, destacó en varias ocasiones que en Iberdrola “queremos estar cada vez más cerca de las personas. Contribuir a su bienestar, a su progreso y preservar el planeta en el que todos vivimos son nuestras principales señas de identidad”.
La compañía acaba de estrenar un nuevo propósito, el de “continuar construyendo, cada día y en colaboración, un modelo energético más eléctrico, saludable y accesible”, que se asienta en 3 pilares fundamentales que constituyen los valores actualizados del grupo: “energía sostenible, fuerza integradora e impulso dinamizador”.
Junta General
Durante la Junta General de Accionistas celebrada este viernes en el Palacio Euskalduna de Bilbao y a la que asistió más del 74% del capital social de Iberdrola, se aprobaron todos los bloques de acuerdos incluidos en el orden del día con un voto afirmativo superior al 98%.
Durante su intervención ante los accionistas, Galán repasó un 2018 “histórico”, en el que por primera vez la compañía superó los 3.000 millones de euros de beneficio neto (3.014 millones de euros, un 7,5% más que en 2017) y obtuvo un beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 9.350 millones de euros, un 28% más que en el ejercicio anterior.
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