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‘El arte de la mentira política’

Por: Alberto Cagigas
Jonathan Swift.
Jonathan Swift.

Empieza el rito estelar de la Democracia: las elecciones. En este período de campaña electoral, cobra vigencia un opúsculo atribuido a Jonathan Swift -el mismo que escribió Los viajes de Gulliver– y que fue publicado a principios del siglo XVIII con el sugerente título de El arte de la mentira política. En escasas páginas, Swift diserta sobre esta ciencia, que en la política ha alcanzado su máximo esplendor, pero que también se utiliza en otros ámbitos, como el mundo de la empresa o las relaciones personales. Poco me queda por añadir a los ingeniosos pensamientos de este autor satírico irlandés, tal sólo quiero compartir con vosotros algunas de sus frases para reflexionar sobre ellas en estos días de promesas electorales:

“La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin”.

“Se requiere más arte para convencer al pueblo de una verdad saludable que para hacer creer y aceptar una falsedad saludable”.

“No deben sobrepasarse los grados habituales de verosimilitud: deben ser variadas, no debe insistirse obcecadamente en una misma y única mentira”.

“Una mentira de comprobación es como una primera carga que se pone en una pieza de artillería para probarla: es una mentira que se deja caer para sondear la credibilidad de los presentes” (ahora los llamamos globos sondas, que son soltados en los medios de comunicación para tantear la reacción de la opinión pública).

“Las mentiras de promesas que hacen los poderosos se reconocen por sus formas: os ponen una mano sobre el hombro, os abrazan y achuchan, os sonríen, os hacen reverencias. También mienten cuando juran y perjuran con exceso y reiteración”.

“La falsedad vuela, mientras que la verdad se arrastra tras ella, de suerte que cuando los hombre se desengañan, lo hacen un cuarto de hora tarde. La broma se acabó, sí, pero surtió su efecto: es como aquél que ingenia una buena réplica cuando ya ha cambiado la conversación o se fueron sus interlocutores; como aquel médico que encontró el remedio al rato de morir el paciente”.

“La mejor manera de destruir una mentira política consiste en oponerle otra”.

“Hay una cosa esencial que distingue a la mentira política: ha de ser efímera para poder ir ajustándose a las circunstancias, para avalar las dos partes en disputa, para adecuarse a todas las personas que ha de deslumbrar”.

“Ningún hombre suelta y expande la mentira con tanta gracia como el que se la cree”.

No sé si a vosotros os ha pasado los mismo, pero según escribía estas frases estaba recordando episodios recientes y declaraciones de nuestros políticos durante esta legislatura.

Para complementar las aseveraciones de Swift, nada mejor que recurrir a un clásico, Maquiavelo, donde en El Príncipe afirma: “los hombres son tan ingenuos, y responden tanto a la necesidad del momento, que quien engaña siempre encuentra a alguien que se deja engañar”. Sobre esta frase, en la edición del libro comentada por Napoleón, éste precisa: “entre la multitud esencialmente crédula, se contarán poquísimas gentes que duden, y ellas no se atreverán a decirlo”.

Un último apunte; como no podía ser de otra manera, El arte de la mentira política atribuido a Jonathan Swift no fue escrito por él, sino por su amigo John Arbuthnot, aunque la obra siempre aparece firmada por el autor irlandés.

6 comentarios

  1. Una vez más, una artículo estupendo y sobre todo muy oportuno. Aunque a mi me descorazona un poco leer, negro sobre blanco lo que todos sabemos. Todo el mundo miente, ¡y nuestros políticos en campaña más! Y es difícil escudriñar , entre tanta palabra, donde está le mentira menor. Aún así , saber que uno miente menos que otros no le garantiza el voto, si no va acompañado de un aura de seguridad. Debe quedar claro que no miente porque NO QUIERE y no porque no sepa hacerlo mejor.
    ISABEL

    1. Hola Isabel,

      Gracias por tu comentario y paciencia con la campaña electoral, que no ha hecho nada más que comenzar.

      Saludos.

  2. Es un artículo muy interesante para reflexionar. De él, me quedo con el final:
    “los hombres son tan ingenuos, y responden tanto a la necesidad del momento, que quien engaña siempre encuentra a alguien que se deja engañar”. Sobre esta frase, en la edición del libro comentada por Napoleón, éste precisa: “entre la multitud esencialmente crédula, se contarán poquísimas gentes que duden, y ellas no se atreverán a decirlo”.
    Un cordial saludo

  3. Hola Alberto.
    Recuerdo la gran frase del desaparecido Jean Francoise Revel con que comenzaba (creo recordar) El conocimiento inútil: “La primera de todas las fuerzas que dominan el mundo es la mentira”.
    Muy buen artículo.
    Un abrazo

    1. Hola José María:

      Excelente libro y de obligada lectura la obra que mencionas de Revel. También podríamos citar a Goebbels cuando dijo: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.

      Un abrazo y gracias por participar en este blog.

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