Uno de los principales problemas que afecta a los empresarios de Castilla y León, y que se mantiene año tras año, es la dificultad de encontrar personal cualificado, según refleja tanto nuestro sondeo que publicamos en enero desde hace más de 2 décadas como otras encuestas elaboradas por diferentes asociaciones.
Conozco, por desgracia, a bastantes empresarios incapaces de aumentar la dimensión de su negocio y abordar nuevos proyectos por la falta de profesionales, sobre todo en sectores como hostelería, agroalimentación, construcción o logístico. Por eso me parece encomiable el protocolo firmado el pasado mes entre las consejerías de Economía y Hacienda y de Educación y las 9 universidades ubicadas en nuestra comunidad autónoma, además del Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y León (ICE), para potenciar la atracción, retención y retorno del talento de los universitarios a las compañías castellanas y leonesas.
En la rúbrica de ese acuerdo también se avanzó la próxima presentación del Plan Integral de Talento Castilla y León 2024-27, con el que se pretende poner en valor nuestra comunidad autónoma para desarrollar una carrera profesional y vivir, atraer talento al tejido empresarial, vincular a los profesionales formados en Castilla y León al territorio y facilitar el contacto de estudiantes, directivos y entidades públicas y privadas. Confiemos en que ambas iniciativas se pongan en marcha con éxito y no queden en papel mojado, porque de su eficacia depende solucionar en parte uno de los mayores frenos para nuestro dinamismo.
A la histórica fuga de talentos de nuestra tierra se le añade otro problema que está pasando desapercibido y que más pronto que tarde nos estallará, como es la salida masiva de trabajadores activos que pasarán a la jubilación, ya que en España casi 1 de cada 3 personas en edad de trabajar tiene entre 51 y 64 años. Su relevo será muy complicado porque existe una notable diferencia de más de 2 millones de personas entre quienes salen y quienes entran o acaban de acceder al mercado laboral. No hace falta ser un sesudo economista para deducir que este desajuste es más acusado en regiones como Castilla y León, que cuenta con la población activa más envejecida del país y donde 1 de cada 4 personas tiene más de 65 años.
Potenciar la atracción de talento
Con esos datos, es obvio concluir que si Castilla y León fuera una empresa, su principal problema se encuentra en la gestión de unos recursos humanos cada vez más escasos, por eso es acuciante potenciar la atracción, retención y retorno del talento tanto de universitarios como estudiantes de FP, en una sociedad donde la pandemia ha acentuado el cambio de valores de unas jóvenes generaciones que priorizan frente al trabajo la disponibilidad de tiempo libre, las relaciones sociales, los viajes o el bienestar. Esta moderna filosofía de vida se refleja en elocuentes datos como que más del 17% de los españoles de entre 18 y 24 años ni estudia ni trabaja, los conocidos como ninis, un porcentaje por encima de la media de la OCDE.
Ya sé que el desafío sobre cómo implantar la Inteligencia Artificial y las tecnologías disruptivas en el tejido empresarial es mucho más apasionante, pero a este paso nos vamos a quedar sin Inteligencia Humana en nuestras pymes. Al tiempo.