En los más de 20 eventos que organizamos a lo largo del año, uno de los momentos cruciales es el vino español, donde los asistentes intercambiamos tarjetas, conocemos a otros empresarios y directivos, analizamos en distendidas charlas la actualidad económica y política y nos interesamos sobre cómo evolucionan los negocios de nuestros interlocutores.
Vamos, que ejercemos lo que los expertos denominan networking, un networking útil donde se han fraguado alianzas empresariales, captado nuevos clientes e incluso gestado proyectos de inversión, como fue el caso de la planta más moderna de Europa de medicamentos de última generación contra el cáncer que está poniendo en marcha Novartis en Salamanca y que surgió en un encuentro entre los presidentes de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y de Novartis España, el burgalés Jesús Ponce, en el Foro Guadarrama organizado por Castilla y León Económica en Madrid, tal como reconoce la propia multinacional.
De esas distendidas conversaciones vuelves al despacho con atractivas ideas, consejos muy útiles, nuevos contactos y primicias, que en la mayor parte de las veces no podemos publicar porque por encima de todo respetamos la confidencialidad como base para mantener la confianza del tejido empresarial.
Pues bien, en uno de los últimos cocktails el vino se me avinagró, y no porque el Ribera del Duero estuviera malo, sino por el coloquio mantenido. Les cuento, pero sin desvelar a nuestros protagonistas, aunque con un poco de intuición tal vez los identifiquen. El director general de una de las mayores cooperativas agroalimentarias de Castilla y León me confiesa apenado que está en riesgo su proyecto de crear una red de supermercados en varios pueblos después de haber realizado elevadas inversiones porque en la Junta le impiden la apertura de esos establecimientos en festivos y domingos, cuando Castilla y León es la región de España que menos presencia tiene de supermercados y tiendas de alimentación en las zonas rurales.
‘España Vaciada’
Con atino, este ejecutivo reflexiona: “dotar de estos servicios básicos a los pequeños núcleos de población es poco o nada rentable y por eso las grandes distribuidoras no se asientan en los mismos. Por ello, deberían revisarse los requisitos administrativos y horarios comerciales que se aplican. En los pueblos de nuestra comunidad autónoma es preciso que haya tiendas abiertas los domingos y festivos, para que puedan dar servicio y atender a los vecinos, pero también a los turistas y a los residentes de fin de semana que no tienen por qué desplazarse a las ciudades para cubrir sus necesidades básicas. Desde luego, poco o nada ayudan legislaciones como la de Castilla y León, que tan sólo permite abrir 10 domingos al año frente a otras comunidades como Madrid, Andalucía o Cantabria, que han ampliado estos horarios. Los domingos y festivos son los días de mayor vida en los pueblos y no tiene sentido obligar a que las tiendas cierren en esas fechas, haciéndolas inviables”. Y luego nuestros responsables políticos marean la perdiz sobre cómo dinamizar la España Vaciada.
Otro empresario reconoce que está en peligro la nueva fábrica que proyecta levantar en uno de los mayores polígonos industriales de Castilla y León porque le están retrasando las licencias para empezar las obras, con la excusa de que hay un atasco de muchos expedientes, por lo que se plantea levantar la factoría en otra región. En el corrillo que hemos formado, otro directivo se queja de las constantes inspecciones de Trabajo, pese a no encontrarle ninguna anomalía durante años; un constructor lamenta que, pese a la falta de mano de obra española en determinados oficios, tiene serias dificultades burocráticas para traer extranjeros que cubran esas vacantes laborales; y otro lamenta que en menos de un año ha recibido 9 inspecciones de la Seguridad Social con el estrambótico argumento de que están en campaña.
En el ágape, un emprendedor tecnológico nos explica alarmado que su empresa, con apenas 3 meses de funcionamiento y sin llegar a facturar, ya ha tenido una inspección de Hacienda al solicitar el alta en el Registro de Operadores Intercomunitarios pues una parte de sus ingresos procederá de los mercados internacionales. El caso de este empresario tech constata, una vez más, la desproporcionada presión inspectora de la Agencia Tributaria en Castilla y León, lo que provoca una creciente deslocalización fiscal con el consiguiente exilio de sociedades mercantiles, casi siempre a Madrid (de este tema ya he escrito en reiteradas ocasiones).
Éste es el territorio hostil, un campo lleno de minas burocráticas y legales, en el que se desenvuelven los empresarios de Castilla y León, quienes deben de destinar recursos humanos, tiempo y dinero para atender los requerimientos administrativos, en vez de estar volcados en sacar adelante sus negocios para generar riqueza y empleo, además de conseguir los recursos suficientes para pagar los impuestos destinados a mantener el Estado de Bienestar y sufragar los sueldos públicos de aquéllos que les inspeccionan con saña o les atienden con apatía.
Me ha encantado. Nos vemos completamente reflejados , porque nos pasa lo mismo en cuanto inspecciones de toda clase. Multas completamente injustas y recaudatorias
Nos lo planteamos y por desgracias ya en este 2023 decidimos quitar 4 puestos de trabajo e CYL y abrir otra empresa en Valencia con esos 4 puestos , para deslocalizar tanta presión. En CYL ya no incrementemos la plantilla.
Tal cual, Alberto. Me quedo con la frase del final:
“pagar los impuestos destinados a mantener el Estado de Bienestar y sufragar los sueldos públicos de aquéllos que les inspeccionan con saña o les atienden con apatía”.
Y de esta frase subrayo el estilo con el que nos atienden: APATÍA. Una apatía muy cara y poco productiva.
Muchas gracias Alberto por tu valentía en el artículo, mientras no llamemos a las cosas por su nombre, seguiremos engordando al monstruo creado.
Como es habitual, Alberto ha dado en el clavo!
Gracias por tu trabajo y el de tu equipo!!